31 agosto 2008

Baúl de los recuerdos (ordenando el cuarto de Almería antes de marchar a Madrid)

Luna es una niña con mucha imaginación,
aunque parece estar siempre en su mundo o su nube,
con lo que muchas veces le cuesta aterrizar.
Nota de la señorita Belén.
Alcalá de Henares 1993.

24 agosto 2008

Tercera parada: Lunísima.

El césped artificial de la piscina esconde innumerables insectos en su interior. Poco a poco voy clasificándolos según tamaño o forma. Los más asquerosos, redonditos y anaranjados, te suben por la pierna despacito. Estoy harta de los bichos y de la piscina. Paso horas y horas al sol y no consigo ponerme morena. Desde que me levanto hasta la hora de comer y durante el tiempo de la siesta. Ni siquiera en horas de máxima radiación consigo que la piel blancuzca cambie de color. Nadie me va a creer cuando cuente que he estado de vacaciones en Menorca. Me llamarán entonces en La Blanquísima, como diría Divina en la novela de Jean Genet que acabo de terminar. Eso es lo bueno de tantas horas libres. Puedo leer, escuchar una y otra vez las canciones del mp3, puedo escribir en el cuaderno morado, e incluso dibujar paisajes con lápices Alpino. He acabado las novelas que traía, no suministré bien el número de páginas a la hora de hacer la maleta en Madrid. Afortunadamente en verano los periódicos inventan suplementos coloridos y frescos para salvar el verano a quienes nos creíamos muertos por insolación. Es el caso de la revista de verano de El País, con colaboraciones diarias como la de Carlos Cay, que “cagándose en sus viejos” me ha alegrado estos días. Precisamente estos días me está costando mucho dormir. Cuando lo consigo, tengo muchos sueños, y al soñar tanto, no descanso como quisiera. Hoy he soñado que conocía a Carlos Cay, quien escribía sus artículos desde mi misma urbanización, entonces lo conocía y él me presentaba a su sobrino invisible, me enseñaba su famoso ordenador y discutíamos sobre si La senda del perdedor era el mejor libro de Bukowski. Cuando he despertado, después de un chapuzón, he salido con mi madre a comprar el periódico.



Elijo Público y El País. Busco mi colaboración predilecta. Hoy el autor, día 24 de agosto, menciona a Bukowski, parece que le gusta. Yo me río ante la casualidad. Adoro las casualidades. Salgo al césped. Saludo a mis nuevos amigos de ocho patas, y a los verdes grandes, y a los redonditos anaranjados que me suben por las piernas. Día 24 de agosto. Todavía me quedan cinco días menorquines. Los aprovecharé para que el Bohemio me llame por fin La Morenísima. Para que mi piel no sea más blanca que los cócteles de coco que añoro tomar.



Para que este sol grande y caliente no sea una casualidad.

22 agosto 2008

16 agosto 2008

Vivimos, como soñamos.

He notado tu largo y profundo
suspiro, que me ha alegrado la vista y
me ha desgarrado el corazón.

Kuan Tao-Sheng

15 agosto 2008

Confesiones en un toilette.

La ropa todavía huele a humo. Los bares de Alcalá dibujan filosofías en los cuartos de baño. Son las cinco. Preparo la maleta, bikini y algún libro. A las cuatro de la mañana llega el taxi que nos llevará a la T4. El destino, isla de Menorca. Verano fatal. Crema solar y el portátil. Nunca me gustó Penélope, nunca, el corazón deshilachado. Menorca u Ogigia. El destino. No lo conozco. El desierto que añoro. Calipso o Penélope, puta o ninfa. No me retendrán bajo las nubes.

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14 agosto 2008

Soleil couchant (2).

¡Qué rápidas pasan estas aguas!
Para las sepultadas en los
aposentos de las mujeres, los días
pasan sumidos en la ociosidad.
Hoja roja, te ordeno que vayas a buscar a
alguien en el mundo de los hombres.

Poema escrito en una hoja roja flotante,
Han T’sui-P’in (siglo IX)

Los cuarenta principales.


Me pregunto cuántos de quienes lo citan, han leído y amado realmente el Quijote.

Tanta locura. Tan poco loco.

Agosto o muerte.

12 agosto 2008

Melodía de verano.


La Ribot

Pero tú estás en el extremo más lejano
del mar y del cielo. Dicen que incluso las
montañas más distantes acabarán
encontrándose, pero yo estoy
inquieta y atemorizada y no puedo
calmar mi ardiente corazón.


Huang O

Soleil couchant (1).


Mi terraza es más grande
que mi casa.

Mi terraza es más grande
que el mundo.

10 agosto 2008

Bendita.

bullicio versos sanguinarios invocan al preso la palabra padece lágrima comprende

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Segunda parada.


Coche. Las casa es muy pequeña y mi cama es la más alta. Arriba el tiempo pasa rápido entre sueños. El anochecer es bonito, pero no tanto como aquel del espigón. Dibujo y no consigo acertar tu perfil. No sé dibujar. No recuerdo tu cara. En el MUSAC la gente viste raro. Son modernos. Son bocetos. La catedral de León es diminuta. La tripa llena de carne. Pelayo ha dicho su primera palabra. Papá. Yo digo: Muerte. Y digo: Cielo. Y digo. No poder decir. No tener nadie con quien hablar. Nadie enfermo. Sólo personas sanas rodeándome. Plaga de mosquitos. Hoy el coche lo conduce María. Hoy mi padre prepara la ginebra. Mi padre. Pá-Pá. Hoy Pelayo come manzana por primera vez. Manzanas de la montaña, cerca de un castro perdido. Hoy llegaron los romanos y mataron al habitante. Juampe dice: Trechuro. Yo digo: Muerte. Yo digo: Te echo de menos. Y digo: La sopa quema. Y pienso: Hoy tengo el pelo más suave que ayer.
Veo el arte como una droga,
la única que me queda ahora

que he perdido la ilusion.

Anais Nin

Me obsesiona el Diario de Anais. Me da ganas de escribir, de crear. Leo en el tren de vuelta. El tren tarda. Odio RENFE. Duermo. Estoy muy triste. Misteriosamente las murallas de Ávila me devuelven la sonrisa. Me recuerdan que ya queda menos. Recibo noticias del otro mundo. Valente ha encendido su farol. Sé que el Sur está iluminado. Por eso no me importa tanto estar en esta nube negra que mece brutalmente mi cabeza. Estación.

03 agosto 2008

Primera parada y he roto mi cámara.

(Citas para Pablo)

Sólo me queda el goce de estar triste,
esa vana costumbre que me inclina
al Sur, a cierta puerta, a cierta esquina.

Borges