28 septiembre 2009

I will possess your heart.

Schiele

Agarrado a su perilla balancea el Yo y el Ello. Balancea el sueño: es casi tabaco. Es casi adicción. Es casi un torso desnudo que no huele a lejía. Agarrado al cielo impacta dentro. Agarrado al cuello. Rojo. Torso desnudo. La saliva es lista: cae donde tiene que doler. La saliva es lista. Medusea. Balancea su escudo. Su reflejo. Su sexo. Su olor.

27 septiembre 2009

La culpa es de los padres por enseñarles a leer.


La muerte siempre al lado.
Escucho su decir.
Sólo me oigo.
Alejandra Pizanik

Mi padre me enseñó a leer. Me regaló La Isla del Tesoro a los nueve años junto a una cajita de playmobil pirata. Juan Platas y Smith el tuerto, dijo. Apenas dos años después mi padre me enseñó un libro naranja. Lee. Dijo. Leí: sucio pitilín, quieres comerte mi caca. Lee. Dijo. Leí: ‘¡este hijo de Blade me ha tocado el coño!’ ‘Señora, lo habrá confundido con el sumidero de la piscina’. Leí las travesuras del joven Chinaski y me enamoré. Mi padre me enseñó a leer. Mi padre me enseñó cómo el aullido de Ginsberg. Cómo la voz de Vallejo. Y luego yo lo traicioné. No volví a leer sus libros. No volví a seguir sus recomendaciones. No volvimos a compartir versos. Sin embargo, a veces, en días lluviosos y tristes como éste recuerdo esas Palabras para Julia de Goytisolo, que en algún momento nos hicieron llorar juntos.

26 septiembre 2009

J'Fuck.


Madrugada: calle de la Loca. Tum:Tum a.m. A esas niñas que os dan besitos hihi les voy a meter un libro rojo por el culo. A esas niñas dulces. A esas niñas ignorantes: eh eh, ¿no ves que estoy aquí? Pero mami. No temas. El camino a casa no es peligroso. No hay hombres malos. No hay gente oscura. Respiro fuerte cuando paso por un portal. Respiro fuerte ante los pasos ajenos. Pero mami. Qué más da. Los pasos ajenos son tacones de niñas-minifalda que vuelven sigilosas, mucho más cagadas que yo. Los portales oscuros son camas improvisadas para los que no tienen donde follar. Te juro que soy fuerte. Te juro que si alguien me asusta llamo a una tropa de Perras Ziga para que le parta la cara. La poesía no me hace más débil. He bebido y lo veo todo más claro. Veo a esas niñas. Esas niñas por todas partes. Todo más claro: ahora entiendo la sílaba X del verso X del poema X de aquel autor pedante. Tengo muy poco ritmo. La vida dura dos minutos y un segundo de archivo mp3. Te juro que en este barrio feo no me van a violar. Te juro que no desapareceré en esta calle. Los últimos metros son los más difíciles. Crees que has perdido las llaves. Crees que las ruedas de los coches chunda te van a machacar. Crees que no es tu rotonda. Que no es tu edificio blanco. Que no es tu ciudad. Tum:Tum a.m. Sacas las llaves. Sacas las llaves oxidadas y te abres la frente. Sacas. Piensas. Cerebro vino. Sacas. Piensas. Estás enamorada como las cursis del barrio. Te rascas los genitales como las chonis del barrio. Te atragantas con el miedo, como las putas del barrio.

25 septiembre 2009

No sunlight.

La tristeza, por lo contrario, suele ser terreno fértil. Allí crece todo y crece rápido. La tristeza presente obliga a la puesta en práctica de felicidades pasadas. La memoria lo es todo. La obra es memoria. La memoria –otra sombra– muchas veces tiene mucha más sustancia que el presente. La química del pensamiento, sistema nervioso: magia celular, neuropéptidos y azúcares y fosfatos.

Rodrigo Fresán

24 septiembre 2009

Voy de rojo y vivo con mi abuela.



No tengo un espíritu crítico. Y mucho menos espíritu económico. En la Universidad me pido un sándwich y una cerveza. Me fumaría las clases. Me las fumaría todas. Y todo. Me lo fumaría todo. Porque las tardes son soporíferas y el árbol de la ventana me hace señas: cuélgate de mis ramas, cuélgate de mis hojas, niña buena, pésima poeta, cuélgate de mis garras. Me encierro en el cuarto. Los periódicos de agosto amontonados. Ayer casi los tiro sin darme cuenta. Pienso en Público. Me divierte pensar en los ladridos. Me divierte. Es lo más divertido. Los ladridos que trajeron otros ladridos. Pero que dieron también poemas. Insultos y poemas. Lo más divertido. Los periódicos amontonados. Los libros de la biblioteca, amontonados. Y la ropa vieja. Y la nueva. Arrugada. Muy sucia. Las tazas de café y los apuntes. Los planes: quiero irme a vivir a México. A Oaxaca con Tryno Maldonado. Al DF como el viaje de Fresán (sólo me quedan cien páginas, los viajes Cercanías o los viajes literarios. Tiempo recuperado). Los planes: quiero irme a vivir a Barcelona. Con Wiener y la polla de Spiderman. Con Alpha Decay, para matar. Con Laia. Con Satán. Quiero vivir en Madriz. Quiero que Él me invite a minis de papas barbacoa. Quiero vías lácteas. Quiero sus páginas pleonásmicas. Me las fumaría. Me las comería todas. Árbol de la ventana, y tú que miras. A E. no le gustan mis poemas. Víctor me pregunta por Foster Wallace. Mm S., desaparecida, aparecida, Liz Norton secreta. El último disco de Death Cab For Cutie me recuerda a Francia. Sí, yo viví allí. Yo era de esas. De esas que se iban y no querían volver. De esas que volvían y se querían suicidar. De esas que si ahora regresaran se suicidarían. A E. no le gusta mi poema de Quimera. A E. no le gusta ninguno de mis poemas. A mí no me gusta ningún poema. Ni uno sólo. Quizá aquel de la luz de Javier Moreno. O aquel otro de las mujeres inmortales en la familia de Elena Medel. También me gusta abrir la ventana y escupir a los gatos, pintarle los pelos de la nariz al osito de peluche marica, follar ebria. A la hora de la siesta releo cosas. Todo lleva carne. Valente. Poemas de amor. Luego los apuntes de economía: no tengo espíritu, no tengo alma. El lobo grande se comerá a una niña. La abuela está sentada en el sofá del salón. Mis primas ya se han ido. ‘Te voy a dedicar el post’. ‘Oh. ¿De qué va?’ ‘De cosas’. Y el árbol me llama: cuélgate de mis telarañas. Sé mía. Caperucita.

22 septiembre 2009

Aniversario (o Nada funciona).


Hablemos de langostas (Biblioteca), Aquí no hay poesía (Biblioteca), A sangre fría (Librería Diógenes), Hiroshima (Librería Domiduca). Coetzee y Fresán en la mesa (Pleo), Leonora Carrington (Mme. S). Crema Kinesia, pura hidratación. Nikon D60, flash estropeado, libreta, insulina, las dos diademas, no dinero, he perdido el abono transportes, recortar fotos. ¿Por qué casi todos los libros gordos de Compactos Anagrama son de color rojo? ¿No ven lo mal que queda en mi estantería? ¿No lo ven? Cómo arreglo yo esto ahora. Cómo mezclo los colores. Cómo Bolaño, Ellis, Fante y Houellebecq, tan pequeños, tan finitos, tan azules. Cómo arreglo yo este problema blaugrana. Cómo. El bolso me desmagnetiza todas las tarjetas. No puedo viajar. No puedo comprar. No puedo ir a verte. (Eterno retorno nopuedonopuedonomepertenecenotengo). Eterno retorno egoísta. Calentar demasiado la lasaña, hasta que desborda. Hasta que derrite el queso y gotea el microondas, clin clin, splashi splashi, el suelo limpio de la cocina sabe a queso. No alimento a las arañas/ que habitan las esquinas de mi casa, dice Bayly. Las esquinas de mi casa: hace un año que las habito. El veintidós de septiembre de 2008 las habité por primera vez. Bienvenido otoño. Bonjour tristesse, bienvenue. Merci de m’insulter, tristesse. Meci. Hablemos de langostas. Hablemos de las bolsitas de té. Hablemos de nuestros miedos.

21 septiembre 2009

Sobre lo que no nos pertenece.


A quien más aprecias, con quien más ríes. No te pertenece. Esa sensación de libertad (libertad para qué). Esa sensación de compromiso (compromiso para qué). Esa sensación de amor (para qué). Ser joven asusta. Dejar de serlo demasiado, asusta. Saber que vas a morir joven (no demasiado, pero sí joven, bien joven), consuela. Estirar la insulina. Estirar los pulmones. Beber con los ojos. Defraudarles a Ellos. Que Ellos se asusten. A mí también me asusta la enfermedad silenciosa. Sí. A quién no le asusta la enfermedad silenciosa. A quién no le asusta la jeringa. A mí. A veces. No. El azúcar silencioso. Él me entiende. Él es la única persona que me entiende en esta ciudad. Por eso temo otras ciudades. Por eso no viajo a otras ciudades. Por eso las costumbres. La comida china en Plaza de España. Las cápsulas. Las fajitas caducadas que pican. La risa tartamuda. Por eso la costumbre. La costumbre mata. La ciudad mata. El metro de Madriz y su sonido a muerte: ¿escuchas eso?, es el sonido de la muerte. Escucha: es Matrix. Escucha. Neo contra las vías. El lambrusco da gases. Él friega. Él es suave como los hombres. Suave como los hombres con costillas suaves. Suaves como Cristo. La primera vez que vi a un hombre desudo pensé en Cristo. Pensé en sus costillas marcadas. Pensé en la cruz. En aquello que Ellos no me enseñaron nunca. Quién es Cristo. Qué es la cruz. Por qué este deseo hacia las costillas suaves: besarlas, comerlas, las costillas de los hombres a los que abrazo, los que soportan mi peso. No soporto. No las soporto. No soporto la seducción cristiana de sus costillas. No quiero enamorarme de sus costillas. Terrible y bello. No quiero novia. No quiero costillas. No quiero carne. Su olor en mis huesos gruesos. Poemas terapéuticos. El mundo sabe bien en esta cama. Siente: es el sabor de la muerte. Siente: la tarta de cumpleaños. Mi primo pequeño cumple nueve. Como el coprotagonista del libro que leo. Como Martín Mantra. Mi primo cumple nueve. Usted está viviendo ahora la muerte de un viejo orden y el nacimiento de otro. Algo parecido a un big bang cerebral. Bang. Bang. El cumpleaños de Teo Mantra/ Nueve años. Playmobil, camiseta. La tarta. La tarta rica. La tarta de la enfermedad. La tarta silenciosa. Invítame a una tarta. La tarta que más aprecias. La tarta que más te gusta. La tarta que más ansías. No te pertenece.

Desaparecer.

“El muerto y el ausente ya no son gente”, dice un dicho mexicano. ¿Qué soy yo entonces, María-Marie? Pregunta demasiado compleja para responder.

Rodrigo Fresán

20 septiembre 2009

Nuit blanche.



Solicito becas. Imprimo poemas. Notturno op.32 n.2 de Chopin. No sé qué merendar. Huelo a sábado. Pero ahora es domingo. Últimas horas de vacaciones. Pero ahora es domingo y tengo poco que decir.

17 septiembre 2009

Septiembre o Los primeros cubatas de la tarde.


Me aburro. Maldita Madriz. Atasco en Avenida de América. Llueve mucho. Los coches se vuelven locos con tanta gota –serán los conductores los que se vuelven locos, me corrige Eliana. En el mp3 suena Painted by numbers. Me aburro. Leo Circular y encuentro una cita de Barthes. La ciudad es un discurso. Dice VLM que dice Barthes. La ciudad es un discurso de violencia. La ciudad es un discurso mecánico. La ciudad es un eructo gris. Maldita Villa. Maldita Idiota. Subrayo el libro. La ciudad es un discurso de tedio.

15 septiembre 2009

Macdonald’s de mierda.


Heriste mi corazón con tu palabra y yo te amé. Heriste mi corazón con tu lengua y yo te amé. Heriste mi corazón con tu prosa y yo te amé. Heriste mi corazón con Corcobado y yo te amé. El cielo del domingo era más gris de lo esperado. Después de maldecir al hombre del tiempo comimos vísceras de vaca trituradas. Confundimos la fecha de nuestra muerte. Anotamos las erratas de las cabinas telefónicas. (El transporte público sonaba como la banda sonora de Death Proof). Es el sonido de la muerte. La carne es el sonido de la muerte. La grasa es el sonido de la muerte. Comer Qué Después Del Hermeneuta. Heriste mi estómago. Heriste mi páncreas. Heriste mi garganta y yo te amé.

14 septiembre 2009

Sobre la incertidumbre. Las horas. El otoño.

—Combien de semaines avez-vous l’intention de vivre ainsi?

—Éternellement.

—Qu’allons-nous devenir?

—Nous verrons.

Amélie Nothomb

11 septiembre 2009

El spleen de Madriz.


El protagonista de la novela no es un personaje,
sino una ciudad: Madrid.
VLM

Leer Circular en el metro y preguntarse por lo metaferroviario del hecho. Comer Cheetos en la cama. Quitarse el esmalte rojo con los dientes. Pedir un deseo con una pestaña nunca había oído semejante chorrada me lo dijeron de pequeña y desde entonces lo hago y qué pides pues no sé, casi siempre lo mismo ¿me lo vas a decir? rezo por mi buena caligrafía ¿eso pides? eso pido. Pedir un Agua de Jamaica en El Rincón y escuchar la conversación de los camareros acerca del próximo recital de Javier Corcobado en Arrebato. ‘Hay coches de choque en las lágrimas’, pienso. ‘Soy el vertedero de la poesía’, pienso. ‘El esfínter virgen del espíritu santo’, pienso. La camarera asegura que Corcobado es un macho. Calle del Espíritu Santo. La posibilidad de encontrarse con Dillinger es casi nula. Estará observando a ese viejo de la esquina, que bien podría ser Panero. Pero Panero es más feo. Pero Panero no está tan loco. Pero Panero no da tanto asco. El Espíritu Santo. Ajustarse la diadema marrón. Guardar Circular en el bolso. Preguntarse por lo metamadrileño del acto. Recordar la cita subrayada. Aguantarse las ganas de escribir.

10 septiembre 2009

No dejes que los niños lean a Bukowski.





Porque les va a salir sarpullido y barba. Y granos por toda la cara. Y botellas de vino por la boca. Y pájaros azules por el sexo. Y libros quemados en las manos. Y máquinas de escribir en el corazón.

09 septiembre 2009

Despedida de soltera (o mis otros amores de adolescencia).


Viajábamos sentadas en el gallinero. La noche se despedía de soltera: ya tengo compañía, ya tengo protector, ya huelo a su tedio pulcro y a sus violentas sábanas. La noche se despedía. Viajábamos con el alcohol del verbo: la Sexton, la Duhamel, la Pizarnik, la Mréjen y otras tantas con el pelo cardado. Coronitas con forma de pene rosa en la cabeza, corazones tatuados, envidia. A ti te quieren, noche. A nosotras nos detestan, noche. A nosotras. La Sexton, la Duhamel, la Mréjen. Tiene náuseas Tsvetaieva, tiene panza y las piernas hinchadas. Tacones con forma de pene rosa. Collares con forma de pene rosa. Ríe Tara, ríe Rosalía. La noche se marcha con el tedio dejándonos muy solas. El conductor pide silencio. Los neones florecen. La risa acaba.

07 septiembre 2009

Bartlebyna.

Betty Blue y su nuevo Fanzine

debería aceptar esta

sequía.

diablos, tengo suerte de estar vivo,

tengo suerte de no tener

cáncer.

tengo suerte en

mil cosas.

a veces por la noche

a la una o las dos de la madrugada

pienso en la suerte que tengo

y eso no me deja

dormir

Charles Bukowski


06 septiembre 2009

Poliandria. O mis amores de adolescencia.


Quería casarme con ellos. Tener hijos con ellos. Llevar todos sus apellidos de casada. Cocinar para ellos. Cortarles las uñas de los pies después de la ducha. Prepararles las camisas. Regalarles los cuadernos. Apretarles los granitos de la espalda. Hacerles el amor en el escritorio. Soportar que se marcharan con otras. Soportarles borrachos. Soportar sus manos sudorosas después de la pelea. Quería ser Luna Caulfield. Luna Chinaski. Luna García Madero. Luna Berg. Luna Incandenza. Luna Bandini. Mis pequeños maridos adolescentes. Les lavaría la boca con jabón –en tantas ocasiones-. Les prohibiría beber Cocacola más tarde de las diez. Les diría Eso no se hace. Dame la mano. No seas malo. Quería casarme con todos ellos. Quería ser poeta, como todos ellos. Quería pene y pecas. Pelo sucio y moratones. Tirantes. Uñas negras. Los quería tanto. Apenas los añoro.

Sobre la caligrafía del alma.



Ayer pude advertir que los días en que la letra se me desarregla coinciden con un notable incremento de la cantidad de cigarrillos que fumo; conclusión, la mala letra se debe a la ansiedad.

Mario Levrero


+ Escuchando

04 septiembre 2009

Ficción Primera. O cómo pensar que estás escribiendo mentira. O cómo saber que lo que dices se parece demasiado a la realidad. Pero es mentira.


El espejo del cuarto de baño me hace triste. No gorda, ni fea, ni sucia: sólo triste. Esta es mi imagen. Miradme. Antes prefería que no lo hicierais. Pero venga, miradme. Os estoy regalando mi mejilla. Mi mejilla rosada. Como vino espumoso, dice Alvy. Como Heidi colorada, dice. Tengo la mejilla puesta para vosotros. Me gusta que me peguéis. Me gusta que me atéis y me maltratéis. Vosotros, días anodinos. Vosotros, poemas viejos, poemas cutres, poemas que aún recuerdo y cuesta olvidar. Mirad mi mandíbula. Cómo cruje cuando ladro. Cómo suena. Igual que una perra canija y enamorada. No me preocupa la vida tanto como la poesía. En la vida la gente especula. La gente cree lo que insinúas. La poesía es vida insinuada, es escena. La poesía evoca múltiples espacios físicos y anímicos, su mensaje es único, pero se siente de distintos modos. La poesía es un picotazo. Y aquí hay muchos mosquitos. Hay mosquitos porque el río pasa cerca. Hay demasiados mosquitos y demasiada humedad. Mi abuela me ha pedido que cierre la ventana. Si no quieres que te muerdan, dice, es preferible pasar calor. Vivo en un edificio de las afueras de un barrio de las afueras de una ciudad de las afueras de Madrid. Los ladrillos son blancos. Mi casa parece una torre de un castillo. Una torre sombría de princesita durmiente. Una torre ficticia. Pues vivo en el segundo piso y apenas toco el cielo. Mi habitación huele a hierba de río. A sangre digerida por mosquito. A baba de perro. Para viajar a Madrid cojo el autobús 229. Sale cada media hora de la rotonda de Caja Madrid. Tarda 38 minutos en dejarme en Avenida de América. Es de color verde, suena oxidado sin embargo. Me suelo sentar en la primera fila. No me pongo cinturón. A veces pienso en mi muerte. Pienso en un accidente de tráfico a la altura de San Fernando de Henares, justo por donde pasan los aviones de la T4. Me imagino el frenazo. Me imagino saliendo disparada hacia el cristal. Romperlo con la cabeza. Caer a la carretera y ser atropellada por mi propio transporte. Imagino la última escena de mi vida. Un avión de Easy Jet saludándome desde el aire. El avión es el transporte más seguro. Dicen. Me imagino muerta. Todos los días.
[No continuará]

¿Por qué estoy tan triste teniéndolo todo?





03 septiembre 2009

Killing for love.

Hay un fluir, un ritmo, una forma aparentemente vacía; el discurso podría tratar cualquier tema, cualquier imagen, cualquier pensamiento. Esta indiferencia es sospechosa; presiento que tras la apariencia de vacío hay muchas, demasiadas cosas. El vacío nunca me asustó demasiado; en ocasiones llegó a ser un refugio. Por eso me pongo a escribir, desde la forma, desde el propio fluir, introduciendo el problema del vacío como asunto de esta forma, con la esperanza de ir descubriendo el asunto real, enmascarado de vacío.

Mario Levrero