31 enero 2010

Estoy creciendo de la nada*


Paseo por mi propia herida: he visto la casa de Valente en obras. Los andamios nada poéticos. Las telas verdes prohibiéndome besar la madera del portal. No he visto a Valente. No he visto a nadie. Quizá un gato y el café de los domingos. El atardecer, a la vuelta. Leo otros poemas. Odio febrero. Mañana empieza la Realidad.

*Chantal Maillard

30 enero 2010

1996-2010 (de Laia Arqueros a O.B. de Alessi)


En 1996 mis padres y yo nos trasladamos a Almería. Mi padre comenzó a dar clases de Lengua y Literatura en el IES Celia Viñas, donde conoció a Ángel Arqueros, profesor de inglés. Se hicieron amigos y nos invitó a su ático verde del centro, para comer con su mujer, Teresa Claramunt y la pequeña Laia. Yo tenía cinco años. Laia tenia once. Nos hicimos amigas. Desde entonces ella me cuidó. Me dio clases particulares de inglés. Me cedió toda la ropa que a ella ya le quedaba pequeña (de hecho mis primeras y únicas Doctor Martens fueron esas de cuadros escoceses que me regaló a los ocho años). En esa época mi padre escribió un libro infantil que Laia ilustró. Un doble para luna. Un libro mágico, sobre gaviotas, magia y mar. Quizá esa fue la primera vez que mi nombre apareció en algún texto literario. Laia, que no alcanzaría los trece años, me retrató a la perfección. La melenita corta. El pichi de pana. Las camisetas de colores que mi madre me compraba en Benetton. Como una lolita, sin saberlo ninguna de las dos; como a una lolita diminuta. Porque Laia y yo hemos compartido muchas cosas. Muchos secretos. Casi como hermanas: hemos compartido libros de nínfulas, cuadernos comunes, paisajes tristes.

Como ya he advertido aquí, a finales de febrero aparece mi primer libro de poemas en La Bella Varsovia. Se titula Estar enfermo y la ilustración de portada pertenece a la poeta y pintora italiana O. B. Quizá fue coincidencia que tanto Elena Medel como yo eligiéramos esta ilustración como ganadora entre todas sus obras. Se parece tanto a mí. Recuerda tanto a ese retrato que Laia me hizo en el 97. Me gusta tanto: como si del primer desnudo de Luna Miguel se tratara. Luna Lolita, Luna diminuta, Luna: cerrando el círculo. Laia y Luna y O. B. (desconocida y a la vez cercana).

Ahora termino de escribir Pensamientos estériles, un diario poético paralelo a Poetry is not dead. Se trata de un libro completamente ilustrado. Un libro de doble autoría Laia-Luna que confirmará de una vez por todas el trabajo que llevamos realizando en secreto desde hace tantísimos años.

Hoy estoy en Almería y tengo en mis manos una carta que Laia me escribió cuando yo tenía trece años. Adoro la letra de Laia. Adoro las palabras de Laia. Su lápiz dibujando mis caderas. Su lápiz, sobre mi rostro. Sobre mi máscara oscura, que con la poesía enferma y cae.



28 enero 2010

Cuarto propio.


Vuelvo al sur en un viaje relámpago, con Nick Cave y el ordenador portátil bajo el brazo. Vuelvo a las sábanas moradas, al cartel de Lolita, a las estanterías repletas de clásicos y de literatura griega y latina. Adolescencia: fotos polaroid en los álbumes rotos. Rotos como la cama que rompimos tú y yo, cama de mi infancia, cama muerta, por fin. Luego Pedro y Ana. Los nuevos libros de El Gaviero. Todas esas cosas bonitas. Porque necesito descansar. Y haré fotos suicidas en cada playa.

27 enero 2010

"Busca una boca que sepa a tu propio semen y a tabaco, y bésala"


Me obsesiona La Malafelicidad. Busco autores y citas. A modo de IB en su blog, he seleccionado éstas. Busco saciar las ansias de estar triste y ser feliz. O de ser triste y estar feliz. Ya no lo sé. Quizá porque ahora solo quiera pensar en esa boca. Y no pasar frío. Y decir, de tantas cosas, el asco que me dan.

Allí arriba me sentía en un estado que podría llamarse de malafelicidad. Exigía la soledad, era un estado de ebrio y tranquilo egoísmo, una venganza feliz. Me parecía que esa ebriedad era una iniciación y el malestar de la felicidad se debía a un aprendizaje mágico, a un rito.
Fleur Jaeggy

y fue una eternidad decapitada en un instante
porque una puerta improcedente que se abrió
nubló nuestra felicidad
Ramón Irigoyen

Las cosas no marchan bien. Tengo la impresión de que todo en mí y alrededor se desorganiza con demasiada facilidad. Si bien es cierto que debería ser más fuerte y no dejarme arrastrar por la locura del entorno, también es cierto que estoy acostumbrado a entornos más controlados por mí. No sé independizarme del entorno, por mucho que se hable de mi ‘torre de marfil’. Estoy demasiado atento a las cosas que suceden. Por ejemplo, no puedo tranquilamente acostarme, cerrar los ojos y dormir, si sé que el resto de la gente de la casa está despierto.
Mario Levrero

26 enero 2010

Si tu disais*


Escuchar una voz familiar al otro lado del teléfono. Al otro lado del país. De la línea de autobuses verdes. De la pared. Si tu disais. Que mi primer hijo está cerca. Si tu disais. Que no confío en nadie. Si tu disais. Que echo de menos oler el mar. Je suis jalouse de la mer. Celosa del mar. Si te dijera que mamá está guapa en esa foto. Que las canciones que escucho me palpitan. Que la poesía no ha muerto: y ellos lo saben.

24 enero 2010

Tardes de blanco papel (anodine dimanche).


Ordeno los últimos datos académicos que debo memorizar mientras ordeno también los besos y los miedos que se asoman a mi ventana. Estoy sola, pienso. Estoy sola en esta casa enorme y me preparo la merienda roja y me preparo para el miedo. Tengo miedo, digo. Tengo miedo, grito. Tengo miedo de estar sola aquí. De la cama vacía. De la colcha de leopardo muerto. Tengo miedo y grito Pizarnik. Pizarnik, ahuyentando las sombras, me devuelve a mí. Y qué sería de mí sin su piedra de la locura. Qué sería ahora de mí, si con el miedo no viniera ella a rescatarme. ¿Existiría el miedo sin Pizarnik? ¿Existiría Pizarnik sin el miedo? ¿Existiría yo sin el vacío dulce de la poesía? Muerdo la manzana roja. La manzana diamante. Muerdo con rabia y leo Tiempos muertos de Roger Wolfe. Lobita que aprende a ser mala. Muerdo la manzana: que no símbolo religioso. La manzana ya no es lo que era. La manzana es fruta-asco, mamá dice que me la coma. Miam. Té chino sin azúcar y escupo. (Vuelve, abuelita, vuelve a casa y cómprame magdalenitas). Soy un hombre ido a pedazos, leo. Y leo también mi propia voz en el borde del teclado: Miedo, Pizarnik, Exhumación, Hambre. Apago la luz. Odio cuando comienza a anochecer tan pronto. Ya no grito. Tampoco leo. Me tumbo. No veo nada.

Mujer Pública: traslado.

*Nota informativa: A partir de esta semana trasladamos la columna Mundo fantasma a los martes, ya no aparecerá a los jueves, como era costumbre. (Esta foto, por cierto, es de la madrugada del 31, creo que Ibrah y yo fuimos los primeros en comprar la prensa, calentita, recién sacada de la furgotena, cuando volvíamos de la fiesta zombie de la No Nochevieja. La Latina rules. Echo de menos ese día y ese frío).

23 enero 2010

Exhumando al dios grecopagano.


Como ya he dicho, la vida para mí se hacía demasiado larga. La literatura, por sí sola, no me distraía, pero sobre todo debía prepararme para las conversaciones con Frédérique. Había leído algunas frases de Novalis sobre el suicidio y sobre la perfección.
Fleur Jaeggy

Sobre el suicidio y sobre la perfección se aproxima una tarde lenta. Un sábado que es domingo eterno. El paseo. El vino. La secuencia: escribir juntos esa página. La banda sonora. Pensamientos estériles. El malestar de la felicidad. Le monde qui ne fait pas peur.

21 enero 2010

Hay un pájaro muerto en mi garganta.


Desde mi antigua casa, que es el sur y que es La Gavia, recibo este poema contenido en Cenicienta en sangre, el cuarto libro de Begoñá Callejón. En cuanto tenga el libro físico. En cuanto pueda oler sus pastas de cartón y clavarme sus anillas: lo reconciliaré con sus hermanas Sexton, Duhammel o Plath, con sus hermanas, como Monelle, lo disfrutaré como disfruto este poema. Y por eso os lo muestro hoy aquí.


No puedo dormir. Me masturbo. Me masturbo otra vez. Qué asco. No sirve de nada. Estoy nerviosa. Conozco cada una de las esquinas de esta cama. He probado todas las posturas. Cojo un cuchillo y acaricio mis muñecas. Lo lanzo contra el cristal y se rompe al instante, el aire entra en la habitación. Un aire frío. Me fumo un cigarrillo. Hay trozos de cristal en mi pelo. Brujas, vosotras que habláis en la noche ¿puede una muchacha llorar hasta el amanecer? No encuentro unos labios inmóviles. Beso un astro apagado. Empujo la mecedora, siempre está en medio. Estoy de pie pensando qué hacer.
a) Acerco la vela a las cortinas.
b) Intento regresar a la cama.
c) Me desnudo y me acerco a la ventana.
d) Me voy a la calle e intento follar con alguien.
Cojo una copa de vino. La perfección está en el odio.
Begoña Callejón

After Blood (apuntes sobre Saddest poem).


Se puede escribir sin una habitación materialmente propia
pero no se puede escribir sin ese precioso zulo interior,
es imposible.
Itziar Ziga

Libros prestados. Libros que compro o que recibo. Libros para los que por fin encuentro unos pocos minutos libres para acabar. Libros íntimos. Libros de cama. Libros como hilos tristes. Como zulos tristes. Libros como castigo. Como suavidad. Como arma.

20 enero 2010

Cunnilingus.


Te quejas de que en mis poemas nunca menciono tu lengua. Te quejas y te entiendo. Te quejas y te entiendo porque yo también sufrí cuando alguno de estos versos pasó desapercibido, y eso que yo también les dedico tiempo y alma. Y eso que los dos sabemos lamer el borde de la palabra.

19 enero 2010

Confesiones de una suicida en temporada de exámenes.


Henry-Lévy: «¿Por qué escribe usted?
Porque no se puede hacer el amor todo el día. ¿Por qué hace el amor?
Porque no se puede escribir todo el día.»

Llevo diez días, cuatro horas, ocho minutos y un segundo sin leer un jodido poema.
Dime tú, ahora, cuánto me quieres.

18 enero 2010

Rodillas rotas para la revista Vice.




Los hay grandes, pequeños, finos, gruesos, los hay circulares o cuadrados; y no hablo del miembro viril, ni del hit de Leonardo Dantés. Yo hablo de Malasaña, de Madrid, de la ciudad pivote. Porque los pivotes, pivorotes, bolardos, palotes, pinchotes o bolotes están muy presentes en las calles de la capital he salido a las más céntricas y modelnas para conocer algunas de las anécdotas de nuestros habitantes, y no sólo a propósito de esos molestos inventos que sirven para romper rodillas, pues el entramado de Madrid esconde tantísimos peligros nocturnos: obras, basuras no recogidas, los puestecillos de los chinos y su selvesa, los escalones torcidos... pero ay!, querido Gallardón, qué va a ser de nosotros.

Durante la encuesta callejera realizada entre los metros Noviciado y Tribunal, muchas fueron las Señoras que huyeron de mi cámara y mi libreta y muchos los malasañeros interesados en salir en la foto. Conseguí que alguno de ellos me invitara a un café al principio de la tarde y por la noche acabé tropezándome yo también con uno de los pivotes enanos de la calle Pez (hay testigos azulados). Pero aquí estoy, sana y salva. Viva para contarlo:


Fragmentos de un discurso amoroso.


Éxtasis. Decirnos te quiero sólo cuando follamos. ¿Dónde están Las flores del mal? Un cuarto propio. Un zulo. Yo te corro. Decirnos te quiero sólo. Porque te odio: manso Prometeo.

De Monelle a Sally Mann.

Sally Mann
Pero una noche la lamparilla se apagó y Monelle se escapó. Y yo la busqué durante mucho tiempo por entre aquellas tinieblas, pero no pude encontrarla. Y esta noche la estaba buscando en los libros, pero la busco en vano. Y estoy perdido en el reino negro y no puedo olvidar la lucecilla de Monelle. Y tengo en la boca un sabor de infamia. Y apenas acabé de hablar noté que la destrucción se había efectuado en mí y mi espera se iluminó con un temblor y escuché la voz de las tinieblas, y esa voz decía:
-Olvida todas las cosas y te serán devueltas. Olvida a Monelle y te será devuelta.
Marcel Schwob

14 enero 2010

Hacer el amor con un libro.


Escribirás mi muerte.


Bajo las armas. Temo no saber defender lo que aquí siento. Contra cualquier pared. Contra cualquier almohada. Tu voz en modo repeat. Barthes en el espejo. Contra cualquier estación de tránsito. Contra cualquier vagón. Contra cualquier verso de los que ya no escribo.

11 enero 2010

Acceptable in the 80s.




Escucho un tema de Calvin Harris y leo el artículo de Jordi Carrión que aparece hoy en El País de Cataluña en el que menciona Síntomas (La Bella Varsovia, 2008) cuya tercera edición, Estar enfermo, aparecerá dentro de poco, en formato libro, con una sorpresa; y también éste blog y una de sus últimas entradas bastante comentada y visitada por todos vosotros. Porque yo no conocí los ochenta y aún así me gusta bailarlos, os dejo a un fragmento, y el enlace, y la canción de Harris. Y un abrazo. Gracias:

[…] En la era de Youtube, una década entera tiene acceso inmediato. En El poder i la fortor (Tria), Pons, Vadell y Martínez, en los versos más irreverentes y radicales de la literatura catalana desde El furgatori (Labreu), de Josep Pedrals, invocan la presencia de otros mitos ochenteros, como las Mamá Chicho o Jesulín de Ubrique, para hacerlos dialogar con otros mitos igual de míticos, de Walcott, Bonet y Bauçà a Barbie y los Teletubbies. En la era del corta y pega, delsampleo, de Google, desaparecen los complejos respecto a la angustia de la influencia. En los relatos de Twistanschauung (Empúries), García Tur ensaya su obra futura en un laboratorio multilingüe, citando en inglés, en imágenes, en castellano; fundiendo con naturalidad las dos lenguas de los catalanes. La ausencia de complejos caracteriza también la poesía de Luna Miguel, tanto en Síntomas(la bella Varsovia) como en su blog: "Dios que me obliga a rezar por el alma de las poetas muertas. Dios, que quiere ser perro. Dios, sodomizándome: pero yo no busco su diminuto sexo. No busco su Sexo Nadapoderoso".
Jordi Carrión

10 enero 2010

El miedo es la medida de todas las cosas.



Permanecemos en la ciudad, al menos. El hielo
es transitivo
aquí -algo que hiela a alguien.

Mercedes Cebrián


Quien regresa
no del desierto
sino del autobús que viaja
de un oasis a otro,
no ha aprendido a callar.
Carlos Pardo

Como último poema pude haber añadido que la noche es la medida de todas las cosas. Que el hombre es pequeño. Que leo ruedas y carreteras. Que el hombre borracho del transporte me tocó la pierna y yo lo rechacé, como a un monstruo: márchate, idiota, rompe el cristal y deja de hacerme daño. Como último poema pude decir que odio cuando el transporte arranca, y tú, al otro lado de la ventana, con un abrigo largo y cinco grados bajo cero, me saludas (hermético en tu mueca) (hermético en tu cita) (tu polla no hermética que aún la siento aquí, métrica del amor, verso estéril). Como último poema advertir la ironía de los coches. Tan pequeños. Tanto miedo. La mentira de cuando sí necesito poesía.

O. B. De Alessi (et je suis sortie de la nuit).


Él ilustrará mis versos. Él, y Monelle en la llanura.
Porque no estoy enferma hoy.
Porque no estoy enferma.
Porque mi corazón es crónico.
Porque siempre lo estoy.

Próximamente: www.labellavarsovia.com

08 enero 2010

El mal.


“Se recomienda muy seriamente que no suelte nada de dinero para ver ésta película”, que por supuesto los habitués del arte y ensayo pensaron que era una broma antipublicitaria inteligentemente irónica, así que soltaban su dinero a cambio de pequeños papelitos y entraban con sus chalecos de lana y vestidos sin mangas y se hinchaban de café expreso en el bar del teatro.

DFW


Me da igual lo que digan de Truman Capote. Tampoco me importa éste árbol o que sea de noche. Me da igual lo lejos que quede Vietnam. Lo grumoso que sea hoy el Colacao. Lo idiotas que parezcan mis versos. Tengo frío y estudio lenguajes que nunca utilizaré. El brazo de mi gato chino Amor Maneki se ha parado. No sube ni baja. Trae mala suerte. Trago grumos. Mancho mesa. Me quejo. Me pellizco. Me hago daño. Utilizo tu regalo. Escribo un poema. Eructo. No miren. No huelan. No paguen para ver esto.

07 enero 2010

Desaparecida.


Se aproximan los días de desaparecer. No sólo por la lluvia. También los exámenes. La Universidad Bolonia. El resfriado que vuelve a desgastarme los pulmones. De los Reyes Magos destaco bromas infinitas y tecnología. Del año nuevo destaco las gulas monógamas. De navidad el sueño. De Madrid el frío. De este café lo amargo. Y de estos folios la angustia.

04 enero 2010

Porn without porn.


Asco de tarde. Miro Sex in art. Fotografío entonces mi sexo. Luego leo los poemas. Asco de noche.
Entonces el cansancio.
El de sentirse. Otra vez.
Elegir escribir. Pasa situarse.
En el punto de mira.
Concentrarse. En el punto.
Decir punto. Punto.
Escribirlo. Escribir escribirlo.
Escribir miento.
Chantal Maillard

Lhasa (amante, celestina, desdeñosa) se ha ido.

Más que a David Foster Wallace. Más que a José Ángel Valente. Más que a Alejandra Pizarnik o Anne Sexton, o yo qué sé más que a Olvido Gara y Dave Gahan. Más que al árbol de la ventana. Más que al café que prepara mi padre. Más que las palmeras de chocolate que comprábamos en Santa Rita en el 97. Más que a todos mis libros, mis cuadernos, mis prendas de leopardo. Más que a mis tatuajes. Mas que a ti. Más que a mí. Más que a nosotros y al mundo: yo la amaba. Más que a la lluvia: y ahora ella no está para saberlo. Mi poeta favorita. Mi síntoma predilecto. Mi querida desdeñosa.

Ella:

http://www.goear.com/listen/fb2737d/desdeñosa-lhasa-de-sela


Pregúntale al I Ching quién eres.


Pregunto al I Ching por el destino de mi esmalte de uñas. No me dice nada. Tiro las monedas y no hay cara o cruz. Invoco sus palabras, y vuelve a darme de lado. Qué falta de respeto, pienso, yo, que te suplico una respuesta breve, que sólo quiero saber qué poemas escribiré mañana con esta uñas, con estos dedos puntiagudos, con este esmalte seco y rojo (porque a veces es más importante el estado viscoso del propio corazón que su color casi pálido). Veo los síntomas de mis dieciséis años. Escucho las canciones que tú y yo susurramos. Observo el parpadeo del módem. Sigue lloviendo invierno, ahí fuera.

03 enero 2010

Mujer Pública y vergüenza.



A veces el mundo me da mucha vergüenza.
Y por segunda vez recurro a esta cita maravillosa de Virginie Despentes:

Cuando te vuelves una chica pública, te dan palos por todos lados, de manera muy particular.Pero no hay que quejarse porque está mal visto. Hay que tener buen humor, tomárselo con distancia y tener un buen par de cojones para aguantarlo. Todas esas discusiones para saber si yo tenía derecho no a decir lo que decía. Una mujer. Mi sexo. Mi cuerpo. En todos los artículos, más bien de forma amable, por cierto. No, no se describe a un autor como se describe a una mujer. Nadie cree necesario decir que Houellebecq es guapo. De ser una mujer, y si a un número igual de hombres les hubieram gustado sus libros, habrían escrito sobre él que era guapa. O fea. Pero habríamos sabido lo que piensan sobre el tema. Y habrían intentado, en nueve de cada diez artículos, cantarle las cuarenta y explicarle, en detalle, por qué este hombre era tan desgraciado sexualmente. Le habrían dicho que era culpa suya, que no hacía las cosas correctamente, que no podía quejarse de nada. Y de paso, se hubieran reído de él: pero has visto qué cara tienes. Habrían sido extraordinariamente violentos con él, si, como mujer, hubiera dicho sobre el sexo y el amor con los hombres lo que él dice sobre el sexo y el amor con las mujeres. Con el mismo talento no hubiera habido el mismo trato. No querer a las mujeres, cuando se es hombre, es una actitud. No querer a los hombres cuando se es mujer, es una patología.
(Teoria King Kong, Editorial Melusina)

Get down, get down, little Henry Lee, and stay all night with me.


Se apaga el árbol. Se apaga la ventana. Se apaga la ciudad y Bunny Munro ha muerto. Hay noches en las que leo esos poemas y no entiendo nada. Hay noches en las que escribo mi voz, y no comprendo. Pero también hay noches hermosas. Noches de amor y madrugadas desayunando gulas con cava tras la fiesta. Pasaré la Noche Vieja con alguien que me quiera y no me mienta; contesté a mi abuela. Pasaré cada Noche Muerta con alguien que me quiera y no me mate; contesté. Mujer, desnúdate y estate quieta. Frente a la ventana. Frente a la ventana apagada yo no escribo poesía. Yo siempre digo que no escribo poesía: epigramas, mentiras, pensamientos tan estériles. Mujer, desnúdate, frente al espejo. Porque hay noches en las que miro y no veo nada. Hay noches en las que poso y no hay reflejo. Hay noches en las que no sé bailar y no sé beber. Y sé que otros se besan y a mí me da igual. Y sé que otros quieren besarme y a mí me da igual. Porque yo quiero así cada Noche Anciana. Noche que sale. Noche que empuja hacia la frontera. Así, todas las noches: cuando la literatura (y el resto de esas cosas que quizá también importen), nos deja solos, nos deja tumbados y enrojecidos como árboles que se apagan.
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02 enero 2010

Habitamos en un Lof.


Polly put the kettle on. Me ruge la tripa porque solo he desayunado un trocito de turrón de piña. Me ruge, el cuello, el brazo, me ruge el corazón cuando estoy fuera del Lof. Fuera del Lof no es nada. Fuera del Lof, la periferia. Y no sé cómo pude dormir. No sé como pude dormir si él no estaba. Y no sé cómo todavía hay gente que se enfada. Gente que se pelea en ese espacio público que da miedo. Polly put the kettle on o por qué escucho Kitty Dasy and Lewis. O por qué ilustro una palabra. O por qué trago y escribo con faltas de ortografía. O por qué tengo hambre. O. Me ruge el corazón de tanto vidrio.

2010: remolonear.


Beber el vino del fin del mundo. Beber de tu mano el vino de los amantes. Beber Baudelaire, si hace falta. Beber la anestesia pulcra de la tarde. Follar en una cama rota. Follar. Beber el amor en una cama grande. Decir algo cursi. Ser infinitivo. Bostezar como idiotas. Remolonear.