29 abril 2011

Virtud e intimidad: la mujer-precipicio.


Publicado en Revista 330ml:

Hay poesía que no destaca por su virtuosismo, ni por su forma, ni por su temática original. Hay poesía que no da demasiada importancia a sus metáforas, o a su variedad en el lenguaje o, incluso, a su voluntad por trascender. Sin embargo hay ocasiones en las que esa poesía puede ser tan sugerente y natural, tan íntima, espontánea y sobrecogedora como la que ante nuestros ojos se nos presentó como buena, clásica, correcta, nueva o elaborada. Esa poesía sugerente y natural es la que encontramos bajo la voz de Cristina Martín, también conocida como Princesa Inca, y ese el desafío que se nos muestra entre las páginas de La mujer-precipicio,extenso poemario que la autora catalana acaba de publicar en la colección Preciosa y el aire, de la editorial Libros del Silencio.

La mujer-precipicio no es tanto un poemario como un diario íntimo disfrazado de libro. La locura, el sexo, la intimidad descarada, la reflexión sobre escritura y poesía son los temas que la autora nos presenta por medio de su cuerpo. Una especie de yo desbordante y desbordado que se posiciona en el centro de un mundo que, lejos de la literatura, parece no llegar a funcionar: encontramos en él la muerte del abuelo, los amantes que decepcionan, la belleza y la juventud huidizas (aquello que menos tarda en desprenderse) e incluso podemos toparnos con la propia poeta, quien se ve a sí misma como el mayor obstáculo para su felicidad. 

Cristina Martín sabe desenvolverse muy bien en la prosa poética y en el poema breve. Sus textos, a veces, recuerdan a cancioncillas infantiles que a base de repeticiones y pequeños juegos de palabras consiguen formar un conjunto de oraciones o de rezos livianos y envolventes para el lector. La palabra de Cristina podría encontrarse entre los márgenes de Pizarnik y Belli, allí donde lo virtuoso es lo visceral y la buena poesía el más íntimo canto.

26 abril 2011

La pastilla de la felicidad.


Literatura + enfermedad = Literatura, escribió Roberto Bolaño. Para él ambos sumandos daban como resultado un pleonasmo.
Juan Gracia Armendáriz

21 abril 2011

Escribir un poema, y nada... tu nombre debajo: y no ser nadie.

Siempre conté hasta diez y nunca apareciste.
Fueron noches de granizo desnudo, de temblor
en el humo del deseo. Días de ayuno y lucidez.

Imaginaba el recorrido del llanto en las trampas
de la noche. La quietud en la memoria
de una pesada cárcel que esperaba a lo lejos.

El rencor de saberme preso en otro cuerpo
distinto al tuyo. Liberado en otro gesto,
y defendiéndome en otro perfume.

Pero sé que no fue más que un sueño.
Corría desnudo por la habitación del aire.
Y sentía que volaba, mas no era libre.
Kepa Murua

Ese poema. Ese poema.

Qué es la pureza (II): "la escopeta de Betty Draper", un poema de amor o una premonición.

Hay vencejos confundidos que despiertan a Laura.
Y hay hormigas y mariquitas y manchas de tinta en la pared.
A quién reclamar si todos descansan.
A quién pedir ayuda si sólo estás herida.
No dispares al gorrión.
No imagines la victoria.
Laura, una vez despierta, sólo piaba.


(De lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso)

20 abril 2011

Qué es la pureza.

Cuando amanece hay quien no soporta a los vencejos al piar
y hay quien no soporta los gemidos al
caer.
No hay pureza.

19 abril 2011

Dios, ven aquí, atrévete a volver a hacerlo.

Betty Blue
Dónde me duele
rápido, díganme
donde debo amputar.
Miriam Reyes

Que la poesía provoque el vómito, la fiebre
Cristina Martín

¿Y la soledad y el dolor, esos pájaros nocturnos
que nos lanzan
a la hiriente
boca
de la hiena?
Jeannette L. Clariond

Las pesadillas formaban parte
de un estrato ajeno a mi dormitorio, por encima de las
nubes, allá donde la asfixia ocurre con la misma frecuencia
que debajo de la manta.
Elena Medel


En ocasiones las citas sobre el dolor son el único remedio real contra el dolor. 

14 abril 2011

Contando las costuras (o bien, otro poema de Ellen Kennedy).

Me gusta mucho Ellen Kennedy, es una pena que no pueda participar en VOMIT. Según me dijo ya casi no escribe poesía. Me identifico mucho con algunas de las cosas que escribe. Lo aparentemente simple de sus sentimientos. Su malafelicidad. Aquí os traduzco:


no quiero odiar al presidente
no quiero ir a harvard
no quiero ganar el premio pulitzer
sólo quiero sentarme en mi bañera
y pensar en las relaciones que nunca tendré
con gente a la que nunca conoceré
y después tirarme en la cama
con una lupa
y contar todas las costuras de mis sábanas
hasta quedarme dormida
y despertar
para volver a repetirlo
Ellen Kennedy, 
(traducción de Luna Miguel)

la chica guapa
de la foto
es Marina

12 abril 2011

Asco, pájaros.

Todo dolor tiene su momento
Jeannette L. Clariond

Ayer mi madre me envió desde Almería un paquete que contenía un broche brillante con forma de pájaro. Era precioso. Era tan precioso que me lo puse en el corazón (rozando con el tatuaje) y a la media hora lo perdí en la calle. Lo hermoso es lo primero en perderse ¿qué clase de moraleja es esa? El pájaro salió volando con la voz de mi madre: oh my mama, she told me use your voice, my little bird. No sé dónde tengo la cabeza. No sé con qué alfiler arañarme. No sé. Con qué volar.

06 abril 2011

Pronunciatio, o carta a quién.

Leí que saber retórica es como saber amar, con la palabra exacta, amar a un dios o a una teta que lleva veinte años sin donar su leche seca. Mustia. Su leche de jazmín. Pero tú odias el jazmín. Pero tú odias tanto el olor a jazmín. Cómo te extraño.

04 abril 2011

El tedio, la malafelicidad y todas esas cosas tristes.


i cried and the crying made me sad
Tao Lin

debes con dignidad soportar la vida
tan sólo lo mezquino la hace pequeña
Rilke

esta es la nostalgia: habitar en la onda
y no tener patria en el tiempo
Rilke

[...]
i am fucked existentially
i am fucked existentially
i am fucked existentially
thank you for reading my poem
Tao Lin

01 abril 2011

La muerte no puede ser experimentada ni por los vivos ni por los muertos, escribe Vollmann.

 Tengo miedo. El miedo usa una corona de estrellas. Hace 3 días soñé que mi padre me golpeaba. Hace 2 días soñé que mi madre me cosía la boca.
David Meza

La muerte no puede ser experimentada ni por los vivos ni por los muertos pero sí por los enfermos. Ocurre lo mismo con la piel: cuando estoy nerviosa me la arranco de cuajo, alrededor de los dedos, hasta que sangra, pero aun así, después de tanto dolor no consigo quitármela entera. A los muertos se les arranca la piel (¿lo hace el fuego? ¿lo hacen los gusanos? ¿lo hace el tiempo? poco importa). El enfermo se pela sin dolor, se quema sin fuego, se come los gusanos. En esta misma casa hay un enfermo. Decir enfermedad es decir locura. Vivo con un enfermo que se araña los brazos, que rompe los muebles con las uñas, que me muerde el corazón con su tristeza. Está loco y enfermo, pero sólo a veces. Lo amo y lo cuido, pero sólo siempre y los fines de semana. El amor no puede ser experimentado si no estás loco, o enfermo, o muy vivo o muy muerto. Tu abuelo murió y le cosieron la boca para que no soltara pus, para que no soltara moscas, para que nadie viera su obscena cara de placer: que sólo los locos muertos gozan así... porque morir nos hace eternos, tan eternos como las olas que evaporadas son nubes y que líquidas son cáncer. Cánceres como plural de cáncer, o bien, tumor, como plural de abrazos. Alguien me enseñó a dibujar el viento y era algo parecido a esto. Una onda en mi sonrisa, pensé, o bien, amor, te he pedido perdón demasiadas veces, escribió Ferrater. El viento era esto. Nacer era esto. Morir sin morir y sin enfermedad era esto. Decirte la verdad: estoy aquí y te necesito. Decirte la verdad era esto. Observo mi propia mano en una instantánea analógica, trato de tocar mi propia mano con mi propia mano, decía, mi propia sombra con la mano y no estoy tocando nada. Pero te necesito. Tengo las uñas pintadas de rojo, o, más bien, despintadas de rojo. Mi amigo el ruso me dijo que yo no era una buena mujer. Remarcaba la erre de “eres” y de “mujer”. Tu no “erres” una buena “mujerr” porque llevas las uñas mal pintadas. Mal pintadas y mal cortadas y me arranco la piel de alrededor, “Ferraterr”. “Morrirr”. “Mujerr”. Me siento salvaje cuando me arranco la sangre. Siento al mundo salvaje cuando la sangre cae al suelo. Quiero que nazcan hijos de esas pequeñas gotas. Que nazcan bestias marinas. Seres mitológicos. Pájaros gigantescos de esas gotas. Que baje Zeus y me folle también. Que baje hasta aquí la boca de mi loco enfermo y me haga fértil también. La vida no puede ser experimentada ni por los vivos ni por los muertos. Mamá me leía la Iliada y otras historias “para que aprendiera escenas, cuentos y vocabulario” Quieres ser periodista, me dijo, para eso tienes que conocer muchas palabras. Pobre ingenua ella ¡muchas palabras! Pobre ingenua yo ¡periodista! Respondí a mamá y ella rió algo perpleja. “Que para hablar del mundo sólo necesito conocer la palabra muerte”. Niña repelente. Muerte repelente. La niñez no puede ser experimentada ni por los vivos ni por los muertos porque los vivos no lo recuerdan y los muertos amanecen sin piel. La niñez sólo puede ser experimentada por los enfermos y los locos, decía. Como la vida y como la muerte y como el amor, tal vez. Así es el luto. Una larga soledad acompañada. La soledad del enamorado loco. Del pájaro carnívoro. De la cama que no chirría. Del niño que no sabe imaginar.


*Este texto pertenece al libro que desde julio de 2010 
estoy tratando de escribir.