14 julio 2013

El cazador, ¿cazado?


Una vez despachado el buey, mi abuelo se retiró a la casa, donde charló con la familia y dio consejos sobre cómo encargarse del cadáver de un animal sacrificado cuando tocaba hacerlo. Hacia media tarde, se levantó de la silla y tropezó ligeramente. Cuando los otros lo cogieron y lo ayudaron a sentarse de nuevo, estaba confundido y arrastraba las palabras. Se avisó al doctor local y dijo que mi abuelo había sufrido un derrame cerebral y debería ser llevado al hospital inmediatamente. En las semanas siguientes, su estado mejoró; al final recuperó todas sus capacidades físicas, pero su memoria a corto plazo quedó dañada para el resto de su vida. Nunca más fue capaz de cazar. Siempre me ha perturbado el momento del derrame cerebral. ¿Es casual que ocurriera justo después de disparar al buey? ¿Fue el derrame lo que le condenó a vivir la muerte como un acto de retribución... divino o de otro tipo? ¿El sacrificio de sangre no conlleva una economía general, sino restrictiva? ¿Los que comen la carne de la víctima son condenados por el pecado del padre?
Mark C. Taylor

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Come, Luna, Come.

Anónimo dijo...

Deberías escribir algo acerca de los espacios. Yo es que hace muchos anos dejé de escribir, ya no lo hago bien. Tus espacios, al menos los de las fotografías, son siempre muy inspiradores...saludos luna