22 febrero 2014

Here I am, I said (III).

Magriet Smulders
i like speaking in cliches because the funny thing is, more often than not, they're true
Trisha Low

No hablar desde el dolor es, quizá, lo más parecido a crecer. No hablar desde el dolor o el desconsuelo sino desde la extrema felicidad que día a día nos produce el café, el ruido de las teclas, comer menús completos, bajar poca basura. No hablar desde el dolor es, quizá, los más parecido a estar de acuerdo. El horóscopo nos reta. Las luces nos intimidan. Pero somos listos. Queremos sanarnos. Y nuestras palabras son ciertas. 

Las manías de David Foster Wallace, por Megan Boyle.



Ayer la poeta Megan Boyle publicó esta edición de una entrevista de David Foster Wallace.
Maravilloso. Lol. 

21 febrero 2014

Here I am, I said (II).


Necesito silencio. Necesito silencio o que tú me toques en la cama. Hay sábanas. Hay sábanas encima de sábanas y también hay gatos. En el ascensor no encontramos espejo. En el espejo no encontramos a quién. Por qué. De dónde. He encendido la calefacción. He comido Snickers en lugar de desayunos. He culpado al reloj. Por qué. Dónde. De camino a casa de Stephen nos encontramos un gato. Caminaba por la nieve sigiloso y Jordan nos dijo que no lo tocáramos. Muerde. Dice. Muerde. Jacob abre la botella de cava y yo me siento orgullosa porque es de aquí. Mirad, les digo, así sabe el lugar de donde procedo. Necesito silencio. Estoy en mi cama donde tú me tocarás donde yo toco al gato donde yo toco al felino que no muerde. Leo un poema de Ariana Reines. Leo un poema de Federico García Lorca. Leo un poema de Roberto Bolaño. Necesito silencio. La noche cae sobre mis sábanas con un ruido tremendo. Aquí estoy. Le espero a él y a una botella de vino. A través de las cortinas podéis verme arder. Me enciendo contra el frío. Me restriego contra el silencio. Cuánto tiempo ha pasado. A qué hora llegas.

19 febrero 2014

Here I am, I said.

Maria Verdugo
Escribo y escribo y escribo hasta que me canse
y cuando no puedo más, entonces empiezo a enterrarme
Jacob Steinberg

Tengo: un estómago que soporta la nieve. Sé: si me caigo los gatos me rescatan. Leo: la aspereza, los pinchazos, el azul. Pruebo: una página distinta a la de antes. Tengo: miedo. Tengo: sueño. Tengo: tengo. Temo: que el hígado me diga hasta aquí hemos llegado, que la piel se derrita hasta aquí hemos llegado, que los días se detengan hasta aquí hemos llegado. Caigo: los gatos me defienden. Asciendo: escupo luces negras en la nieve. 

17 febrero 2014

Dos mil seiscientos sesenta y seis (un resumen de lo que escribí en mi diario durante aquellos cuatro días y medio en Nueva York, mundo, galaxia, universo).

if I am dead then it is like I'm already an adult. 
Trisha Low

Uno
Tatuarse no es necesario. Para qué grabar en la piel lo que ya está dentro de nosotros. Para qué grabar esas palabras si ya nos las sabemos de memoria. Tatuarse no es necesario cuando la piel ya es poderosa. Cuando las letras son sencillas. Cuando el amor por esos libros ya ha arañado nuestras vidas.

Dos
Besar todos los espejos. Escupir todos los edificios. La ciudad es grande y asusta. El frío presiona mis venas. Soy alguien y no soy nadie. Bebo y como a todas horas. Miro la lengua de Jacob. Miro las manos de Jordan sostener una cerveza. Miro los dedos de Gabby, sus finos cigarrillos. Miro el pelo larguísimo de Rachel. Los ojos cerrados de Stephen, ¿con qué estará soñando?
“Yo sueño con la muerte”, me dice. “Sueño con la muerte”.
Y entonces me lee este poema:
You know I listened to that song, “Human After All,” on the bus today.
Those life-affirming “robots.”
Human beings in costume, faces hidden. Standing on a pyramid. Crowds of thousands.
In order to establish a connection.
To create a memorable moment in time.
For no other reason.
In the summertime.

Tres
“Enséñame a cerrar los ojos”, dije, pero ya estábamos todos muertos. En la sala, los cánceres se habían convertido en canciones. Las canciones se habían convertido en drogas. Las drogas en gatos: ¿jamás os volveré a ver?  Sarah bebiendo Blue Moon, Jonathan acariciando su propia barba, Cris bailando en una sala oscura, después de que dos o tres travestis se tiraran cava por encima, y entonces comieron alitas de pollo, y entonces me quemé la lengua con un puñado de patatas. ¿Jamás os volveré a ver? Elaine cantando Lana del Rey, Marisa triste por el paraguas roto, Berta hermosísima, leyendo un poema de Dorothea Lasky. Abrazo a Dorothea. Abrazo a Tao Lin. Abrazo a David Fishkind. Hemos sobrevivido a la nieve. ¡La poesía fue más fuerte que la nieve! Enseñadme todos a cerrar los ojos, dije, pero yo ya estaba marchándome en un taxi. El jet lag. Las pupilas rojísimas. El agua del váter. Y entonces, de pronto, me siento mejor persona.

Cuatro
Camino sola por Manhattan y veo un cine en el que ponen una película que ya he visto antes: David Foster Wallace Takes a Stroll Through The Desert of Roberto Bolaño, el autor es Jordan DeBor. La película nos muestra a dos tristísimos escritores buscando leche y Diet Coke en un extraño desierto. Roberto y David de la mano. Roberto y David como dos pequeños héroes. Roberto y David bailando en el desierto, con los pies descalzos, ardiendo. Pero todo es un sueño. Despierto sola en Manhattan y la calefacción me hace sudar. Hay una araña en la bañera. Afuera la tormenta.

Cinco
Paseo con Jacob y compramos ropa, compramos libros, compramos revistas, compramos comida, compramos Cocacola, compramos idiomas, compramos gossip y qué escritor folló con cuál o cuánta droga toma este y qué hacen, qué hacen, qué hacen con sus vidas estos niños locos. Jacob es como un hermano. Jacob es mi hermano. Conozco su silencio arrodillado tanto como él a mis marineros muertos.

Seis
Estamos bailando otra vez. Mira. Hay un gato atrapado debajo de esta silla.

Siete
Llevo vestidos de flores para ocultar algo oscuro que guardo aquí dentro. Bebo algo negro y echo de menos a mi familia. Llevo vestidos de flores para ocultar que no conozco el idioma. Cómo quisiera hablar ahora. Cómo quisiera un poco de Wifi que me permitiera hablar con él. Pero él ya estará acostado, abrazado a nuestras mascotas. No sé qué hora es.

Ocho
(Mirando la carta de Tutu’s y esperando a que sean las 6 para pedir una ensalada de coliflor): Escribo por escribir. En realidad… lo que tengo es hambre.

Nueve
Cosas que no he hecho y que nunca haré = comer fideos en China Town.
Cosas que he visto y que nunca más volveré a ver = mis zapatos de Topshop hundidos en un charco de nieve, y a Stephen intentando rescatarme.
Cosas que me hubiera gustado decir y que, por cuestiones de idioma, nunca dije = Gabby Bess es la escritora joven más talentosa que conozco y estoy profundamente enamorada de ella.
Cosas que he comido y que quisiera volver a probar = la ensalada de coliflor por la que esperé hasta las 6.
Cosas que me he imaginado y que hubiera querido vivir de verdad = hacer el amor con él en el San Carlos, mirando la nieve. Sudando con la potente calefacción.

Diez
Podría inventar un idioma ahora mismo. Un idioma para invocar a mis seres queridos. Un idioma para escribir todos los poemas. Un idioma con el que viajar gratis. Un idioma para poder decir lo que no sé. Un idioma nuevo, para pensar. Las manos. Los cigarros. La cerveza. El mal olor de las esquinas en Manhattan. El precio de los vinos. El ancla. El pelo largo. El ruido de nuestros pies en la nieve. El ruido de la Alt Lit latiendo. El ruido del metro. El ruido de Mellow Pages. El ruido de los aplausos. El ruido de los calefactores. Ese que ya se ha ido. Ese que tanto miedo me daba.

10 febrero 2014

Sexo a oscuras: un bosque de trigo y aviones.

Era como si mi corazón enviara oscuridad por todo mi cuerpo a la misma velocidad a la que enviaba sangre.
Colm Tóibín

Conozco los bordes de tu rostro y lo toco como si fuera mío: aquí mentón aquí colmillo aquí la herida de aquella vez. Conozco los bordes de tu rabia pero no sé tu cabeza: qué imagina, cuánto araña, cómo desenreda los nudos de mañana. Conozco, contagio, contraigo. Maltrato con puntería el borde del placer: aquí mentón, aquí colmillo, aquí el berrido de aquella vez.

04 febrero 2014

Resumen de la semana loca (otra vez, y otra).

 
Abrimos la semana con El año de las escritoras y el proyecto #ReadWomen2014. Ese día llegan a mis manos los nombres de Angot y Pozzi. La primera escribe sobre un largo sexo. La segunda dedica una larga carta de amor. Abrimos la semana con ellas porque ellas protagonizarán estos meses. Al fin. Con la naturalizad y la fuerza que la iniciativa merece.

Llega Tao Lin a Barcelona y vamos todos juntos a la presentación. Es breve. Tao parece incómodo y tiene ganas de descansar. Me gusta lo que dice de Paul. Me gusta reencontrarme con Laura y Lucía. Hablamos de bragas. O eso ya lo dije. Mahala hace las fotos para la revista. Luego bebemos.

El martes se sucede demasiado rápido. Eudald y Roger nos ven comer nachos de manera enfurecida. Hemos bebido y tenemos sueño. Al día siguiente, Madriz. Tirso. Una especie de Pleo y una especie de Lola vuelven a surgir de nosotros. Hemos viajado y tenemos sueño, pero escribimos.

La presentación de Taipéi en La Casa Encendida es mucho mejor que la de Barcelona. Se nota que Ana S. Pareja y Tao Lin llevan días juntos y han hablado de muchos temas (lo generacional, el yo, la prisa por publicar, la obsesión por la juventud, la edición independiente, etcétera). Luego nos pasamos por la presentación de Elvira Navarro, aunque no llegamos a tiempo. En Tipos infames no encuentro a nadie (probablemente) menor de 30 años. Madriz y Barcelona están mal repartidas. Allí muchas canas. Aquí mucha hormona loca. Después la cena. La tortilla. Tao come pato. La mozzarella. Bebemos.

Modero la mesa de jóvenes escritores. Es jueves y vienen a vernos unas 15 personas. Todos asentían. Todos preguntaron. Todos parecían jóvenes escritores o al menos estaban fuertemente interesados en la Literatura de hoy. Nosotros dijimos qué nos gusta y qué no de la Alt Lit. Qué nos gusta y qué no de la literatura actual en España. Qué nos conmueve y qué no del arte en Internet. Qué nos confunde y qué no del panorama. Etcétera. Una bloguera muy maja escribió algo a propósito. Ella lo cuenta mejor que yo. Después Irene, María, Sandra, Carlos, Ibrah y yo nos fuimos de cañas. Acabamos en los peores sitios. O en el mejor. Simpatía Latina II estaba reformado. O algo así. Tomamos Mamajuana como en los viejos tiempos. Pensé en la Puerta de Toledo Crew y me morí de pena. Así que tomé otro Mamajuana y asistimos a la locura de una noche que acabó divertidísima. 

Nunca más.

Este es el libro de Carlos González Fuertes. Deberíais comprarlo aquí.

El viernes presenté La tumba del marinero con Peio H. Riaño y Elena Medel. Me hizo mucha ilusión conocer a algunos de mis amigos y lectores de Madrid. Como a Leonor Saro. Y también reencontrarme con Elisabeth Falomir, Alex Morellón, Luis Magrinyà, Cristian Piné, Natalia Carrero, Paz Cornejo, Elena Ramírez o Paloma Castro. Leí Museo de Cánceres en voz alta y casi me quedo sin aire. Menos mal que estaba mi suegra. Me dio una botella de agua. Bebí. El agua. Bebí. La cerveza. Luego nos encontramos con unos poetas mayores. Pero no nos gustan los poetas a esas horas de la noche. Así que nos marchamos.

El sábado visité a la familia. El domingo salió esto en El País Semanal, la foto es de hace casi tres años. Afortunadamente me dejaron cambiar las respuestas. Cómo ha cambiado todo. Creo. Cuánto habré bebido desde entonces.