24 octubre 2014

Fue abismo y se hizo boca.

quién va a sanar esta sangre que un día no sé cuándo
se detuvo alrededor de un abismo
fue vida
y se hizo boca
Clarisse Nicoïdski

Esta mañana he ido a donar sangre y la enfermera me ha preguntado con qué frecuencia suelo pensar en el fracaso.
Óscar García Sierra


Os juro que no pensé nada cuando olisqueé las prendas usadas de mamá. Ni siquiera he lavado las chaquetas, las bufandas, las medias grises que ahora rompo en una fiesta de niños locos. Os juro que no pensé nada cuando un amigo me dijo que otro amigo le dijo que un amigo me odia. Ni siquiera me importa que mi poesía sea mala, la uso como arma, o para que todo el que quiera pueda refugiarse. Os juro que no pensé nada cuando Madrid ardía a los 28 grados de un octubre extraño, y que tampoco pensé nada cuando abracé a mis amigos drogados, y que tampoco pensé nada al vomitar y al engordar, al vomitar y al engordar como una pequeña alcohólica que aún no sabe que lo es. No pensé nada en la ducha. No pensé nada dentro de la cerveza. No pensé nada cuando descubrí que el dinero se deshacía a una velocidad efervescente y delirante o cuando los gatos me arañaron después tirar sus juguetes rotos a la basura. Rompedme a mí, les dije. Rompedme a mí ahora que no sé si soy feliz o si tengo miedo. Os juro que no pensé nada cuando olisqueé la bata vieja de mamá. Ni siquiera la he lavado porque creo que limpiarme las lágrimas con ella me encanta. 

5 comentarios:

poluxlisbon dijo...

Tus palabras suelen ser mi primera opción si necesito refugio. La pena es que me dejé todos los libros en España, pero tu voz es lo primero que voy a meter en la maleta cuando vuelva por Navidad. Bona nit!

Unknown dijo...

te leo siempre y eres maravillosa

Ishtar dijo...

Creo que ser feliz y tener miedo suelen ir de la mano.

aleskander62 dijo...

Ciertamente he leído Poetry is not dead, que contiene el excelente poema "Ladras o mueres".
Y leí con mucho interés La tumba del marinero -ya sabes- y me gustó mucho.

Verónica Durán González (dientedecoral) dijo...

Suena a cliché, pero el olor de una madre no se olvida, como tampoco el olor de su enfermedad.

A quien cabe en el refugio de una bata o un poema, no le hacen falta armas.

La gente odia la desnudez, de ahí la mugre en las babas.

Un saludo.