19 diciembre 2015

Mis libros preferidos de 2015.


Como cada año hago un balance de mis libros preferidos publicados en 2015, y me doy cuenta de que son muchos, y también de que la mayoría los he leído por trabajo. Pero cuando el trabajo es placer, poco importa que se llame trabajo

Poesía
1. The collected poems of Chika Sagawa, de Chika Sagawa (Canarium Books)
2. El libro de la danza, de Gonçalo M. Tavares (Kriller71 Ediciones)
3. Eso, de Inger Christensen (Sexto Piso)
4. Beat Attitude, las mujeres de la Generación Beat, ed. de Annalisa Marí (Bartleby)
5. La edad de merecer,de Berta García Faet (La Bella Varsovia)

Narrativa
1. Sumisión, de Michel Houellebecq (Anagrama)
2. La débil mental, de Ariana Harwicz (Mardulce)
3. El cielo oblicuo,de Belén García Abia (Errata Naturae)
4. The Motion, de Lucy K. Shaw (421 Atlanta)
5. Modelos animales,de Aixa de la Cruz (Salto de página)

No ficción
1. La mujer de pie,de Chantal Maillard (Galaxia Gutenberg)
2. Guardar la casa y cerrar la boca, de Clara Janés (Siruela)
3. De pronto mi cuerpo,de Eve Ensler (Capitán Swing)
4. Maternidadessubversivas, de María Llopis (Txalaparta)
5. La llamada perdida, de Gabriela Wiener (Malpaso)

Cómic e ilustrados
1. Cruzando el bosque, de Emily Carroll (Sapristi)
2. Buenas noches,Punpun, de Inio Asano (Norma)
3. El niño que dibujaba sirenas, de Javier Sobrino y Carole Hénaff (La Fragatina)
4. Rosalie Blum, de Camille Jourdy (La Cúpula)
5. El diario gatuno de Junji Ito, de Junji Ito (Tomodomo)

Mirando estos libros de 2015 me doy cuenta de dos cosas: de que la mayoría son mujeres, y de que este año he leído más ensayo, crónica y cómic que nunca, aunque también tengo algo abandonada la novela. 

Una cosa de la que no me quiero olvidar es de algunos libros de El Gaviero Ediciones que aprecio muchísimo y que si no hubiera tenido el placer de editar seguramente habría incluido en la lista: Post coño, de Gabby Bess y Siamesa, de María Ramos. 

Por último quiero agradecer a Milky Way Ediciones y a Ediciones de oriente y el mediterráneo su increíble trabajo (creo que me he dejado el sueldo en estas editoriales, definitivamente). Libros como La chica a la orilla del mar, de Inio Asano, o como Nuevo nacimiento, de Forugh Frarrojzad han sido mis lecturas más preciadas, aunque pertenezcan a catálogos de otros años. 

Gracias a todos por seguirme por aquí, o a diario en mis artículos de PlayGround o en otras redes sociales que lleno cada día con mis tontadas.

Qué ganas de 2016. Van a pasar cosas emocionantes. Estoy segura.



(Por cierto, hoy colaboro en Babelia haciendo una micro-reseña 
de La mujer de pie, de Chantal Maillard, para su lista de mejores libros del año.

24 noviembre 2015

Cosas que hago sola (2).


                                                                              Escenas aburridas de una baja médica

1. Jornadas de 12 horas hablando con dos gatos y un pequeño bebé que ya revolotea. Qué pensarán. Qué dirán de lo que digo. Qué loca creerán que estoy cuando les canto una canción. 

2. Hoy mi madre cumple 43 años. O cumpliría. O habría cumplido. No sé qué forma verbal se utiliza en estos casos, qué fiesta verbal para celebrarlo.

3. He tomado un té de jazmín con Blanca. Me ha regalado una mamá y un bebé oveja de hilo, unidos por un pequeño cordón rojo y umbilical.

4. Ya peso 4 kilos más. El año pasado a estas horas volaba a México. El año que viene a estas horas cuánto pesaré. 

5. En el libro rojo que leo, Maía Virginia Jaua escribe: somos la huella de una muerte, polvo y cenizas de algo que alguna vez ardió y que volverá arder. Saber eso me tranquiliza.


19 noviembre 2015

Cosas que hago sola.

*Escenas aburridas de una baja médica


Se me da muy bien regar las plantas. Limpiarme los restos del carmín de la noche anterior. Incluso si no fui a ningún lado. Incluso si me quedé aquí en la cama leyendo una web en la que explican paso a paso cómo cuidar la buganvilla durante los meses de invierno. Se me da muy bien lavar las sábanas. Tender las sábanas en la terraza a pesar del vértigo. Sueño entonces que un calcetín caerá al vacío y que mi marido se enfadará. Se me da muy bien regañar al gato. Comer quesitos. No trabajar. Lo que mejor se me da de todo es quedarme en silencio. Inconsciente. Sola. Escribir todo el dolorcito que tengo. Todo el miedo del mundo dentro y fuera de la tripa. 

29 octubre 2015

Hana.


no sé dónde lo leí o dónde lo imaginé
pero sé que en el mundo existen culturas
en las que un nacimiento no se produce
el día del parto sino durante el mismo
momento de la fecundación
si las cosas funcionaran de esa manera
podría decir que tú naciste una tarde de agosto
en el huso horario de japón
como una célula que se estiraba y se dividía
preparándose para ser una flor
terminó el verano y con él la noticia de que tú
verías la luz que nosotros vemos
una vez consumidos los meses del frío
no sé dónde lo decidí o dónde lo supe
pero desde entonces empecé a medir el tiempo
no según las horas que hacía desde que
ana murió sino según las horas que quedaban
para que hana comenzara a llorar
en la pantalla de la ecografía tus manos
se estiran impacientes por tocar y por sentir
la doctora dice que no sabe con certeza
pero se arriesga a felicitarnos porque
los siete centímetros de feto que guardo
podrían pertenecer a una niña
vivimos para morir morimos para vivir
no sé donde lo vi o dónde lo imaginé
pero una tarde cualquiera de agosto
una polilla gris chocó contra mi muslo
y en ese pequeño y preciso instante
tu nacías


Barcelona, 29 de octubre de 2015.

03 octubre 2015

Un poema de Junzaburo en Tokyodo Books.



—pero está en japonés y no lo vas a entender
el dependiente de la librería
habla un inglés aún peor que el mío
le he pedido libros de poetas de su país
no importa la época el sexo o el estilo
—recomiéndame algo que te guste a ti
le digo y se pone muy nervioso
como si nunca le hubieran pedido algo tan difícil
mientras se lo piensa miro a nuestro alrededor
y veo libros que toco con curiosidad
porque son los únicos cuyo contenido
occidental todavía puedo descubrir
traducciones de rimbaud con dibujos manga
en los márgenes una versión escuálida de
la tierra baldía que cuesta 5.000 yenes
un poemario en inglés dedicado a tanikawa
—este es uno de los poetas más famosos
susurra el dependiente
—¿a ti te gusta?
insisto y él se rasca la oreja como diciendo que no
sin querer decir que no porque es muy educado
—preferiría que te llevaras otro libro
y entonces se marcha un momento de una sección
de libros de poesía tan pequeña y recogida
como las que mi país dedica a este género
hay portadas azules hay portadas con fotografías
de hombres casi ancianos con moños recogidos
y kimonos que les protegen del frío primaveral
atrás algunos cerezos florecidos mientras espero
me pregunto si los poetas japoneses viejos
llevarían ropa interior bajo esas prendas
o si para ellos la inspiración venía desnuda
—este es uno de mis libros preferidos
anuncia el librero
—y además es muy barato
dice señalando el precio que apenas suma 300 yenes
—habla de la antigua Grecia y de las costumbres niponas
y del arte y del modernismo y de la vida y de la muerte
me gusta mucho porque no lo entiendo
el dependiente se sonroja y me da un ejemplar
blanco donde leo ambarvalia de nishiwaki junzaburo
—no te preocupes yo tampoco lo voy a entender
nos reímos le doy las gracias el dependiente desaparece
entonces yo le digo a mi marido que vayamos a comer
nos queda menos de un día para dejar tokio
en las próximas horas engulliremos una sopa
parecida a unos mocos un pan de melón
del family mart unos cuantos kilos de sushi
en la pequeña taberna del metro de akihabara
compraremos regalos y juguetes de sailor moon
nos daremos el último baño frío haremos
las maletas guardaremos ambarvalia en la mochila
nos miraremos las quemaduras de sol sobre los hombros
con la nostalgia que produce darse cuenta
de que todas las heridas desaparecen
y de que la herida de japón también se extinguirá


Jimbocho, Tokio
3 de agosto de 2015

01 octubre 2015

La mujer de pie, de Chantal Maillard.

Ahora las recomendaciones de libros en PlayGround también llegan en forma de vídeo.
Hoy toca La mujer de pie, de Chantal Maillard, publicado por Galaxia Gutemberg este mes (si el vídeo se tarda en cargar, también puedes verlo directamente en Facebook).


La mujer de pie, de Chantal Maillard
Recomendaciones PlayGround: Chantal Maillard, la poeta del dolor, nos trae en este libro un desgarrador testimonio sobre la enfermedad, la vida y la muerte.
Posted by PlayGround on Miércoles, 30 de septiembre de 2015

28 septiembre 2015

La muerte de la polilla (diario de Japón).

Suehiro Maruo

Leyendo las primeras páginas de La débil mental, de Ariana Harwicz, me encontré esto:

Mi cerebro son polillas en un jarro y se ahorcan.

Lo que me recordó que tengo esta pequeña sección de diario-viaje a Japón algo abandonada, aunque ya queda poquito para que vuelva, o para que pueda volver, o para que el diario-viaje de fuera se sincronice con el diario-viaje de dentro, porque dentro hay una rueda que gira y que no me deja tranquila —¿ya nunca me dejará?—. Estoy escribiendo sobre Japón aunque en dos semanas vayamos a Niza y aunque por culpa de la ruedecita que gira y que gira haya tenido que anular el esperado y querido y anhelado regreso a México este octubre. Pero centrémonos: estoy aquí y estoy escribiendo y el diario de Japón va a volver en muy poquito porque aún me estoy peleando con las palabras que allí escribí (pero sobre todo con las que no y ahora trato de recordar). Lo que decía. Leyendo a Harwicz esta mañana en el Hospital me acordé o me recordó o quizá me obligaron a que recordara que tengo que terminar La muerte de la polilla, el diario-viaje de Japón al que sólo le quedan dos partes, pero que podéis leer, por orden, sin salir de aquí:

9. Un poema de Junzaburo en Tokyodo Books (en proceso, creo)
10. Hana (en proceso, creo)

Gracias. 

08 septiembre 2015

Cigarrillo en el New York Bar.




te estás fumando un cigarrillo
mientras le das unos sorbos a una copa
que en la memoria huele mal
llevas puesta una camisa blanca
porque quieres parecer importante
pero las manchas de salsa de soja
en el borde del cuello me recuerdan
que ni tú ni yo somos importantes
ahora mismo
y nos da igual
estamos en la planta 52 de un edificio
en el que todos fuman cigarrillos
en el que todos quieren parecer
en el que todos atienden asombrados
a las miles de luces rojas y amarillas
que parpadean en las azoteas de Tokio
ni siquiera la niebla detiene
lo interminable de este paisaje
tampoco la voz de la mujer pelirroja
que quiere cerrar su espectáculo
con una canción muy alegre
mientras yo cruzo los dedos bajo la mesa
para que el pianista se detenga
y venga a susurrarnos al oído
my baby don’t care…
te lo estás pasando bien
porque tus ojos están relajados
porque no mueves la rodilla arriba y
abajo como lo hacías en casa furioso
hace apenas unas semanas me miras
sonríes saber que la ciudad
palpita a nuestros pies te hace feliz
quiero verte así por mucho tiempo
con la camisa blanca salpicada
con las ojeras pálidas
y el aliento infantil
con las manos calientes acariciando
mis dedos
si somos importantes
es porque nos deseamos

New York Bar,
Park Hyatt, Tokio
2 de agosto de 2015

06 septiembre 2015

Estas fueron mis mejores lecturas del verano.



1. Nuevo nacimiento, de Forugh Farrojzad (Ediciones del oriente y del mediterráneo)
Cuando empecé a leer al iraní Mohsen Emadi gracias a mi amigo Jesús Carmona-Robles, me di cuenta de la influencia que Clara Janés había tenido en su difusión en nuestro idioma. Por aquellos días, me compré también El lenguaje de los pájaros, bajo la recomendación de María Mercromina, un libro fabuloso y delicado, traducido y editado también por Janés. Fui a mi biblioteca, entonces, y empecé a caer en la cuenta de que muchas de mis lecturas predilectas y también más extrañas tenían la marca y el trabajo de esta poeta, traductora y editora (Holan, Stanescu, Orten, entre otros). Fue entonces cuando me decidí a comprar o a intentar hacerme con todo el catálogo de Ediciones del oriente y del mediterráneo, y cuando, entre esos libros maravillosos, leí a Forugh Farrojzad, una poeta iraní muy importante a la que durante muchos años censuraron, por hablar de su cuerpo, de su deseo, de su mundo, con total libertad. Lo primero que me llamó la atención fue el título, después de pasar un mes de mayo horrible, en junio el verbo "nacer" se había convertido en una obsesión. Es curioso como a veces una palabra sencilla, o una recomendación de un colega que vive a miles de kilómetros de distancia puede darnos tanto. Escribí algo sobre Farrojzad aquí

2. La chica a la orilla del mar (1 y 2), de Inio Asano (Milky Way Ediciones)
El pasado noviembre de 2014, cuando cumplí 24 años, la poeta Lola Nieto me regaló un libro extrañísimo. Se trataba de un manga bastante distinto a lo que yo había leído hasta el momento de ese género (la mayoría cómics sobre adolescentes enamoradas, niñas mágicas o animales con poderes). Nijigahara Holograph era el título de aquel manga que en su momento me pareció una verdadera maravilla, pero que no recuperé hasta este julio, cuando, con motivo de mis vacaciones en Japón, volví a leer algunos de mis mangas. A Ibrah también le apasionó la obra de Inio Asano, así que decidimos bajar a comprarnos algunos mangas más a la tienda de cómics de nuestra calle. Nos hicimos con La chica a la orilla del mar, y nos quedamos fascinados. No era sólo el dibujo, era la narración, la expresividad de su personajes, su manera tierna y violenta al mismo tiempo de retratar la adolescencia, el amor y el sexo. Después de eso, Ibrah y yo empezamos hacernos con todos los libros de Asano, y aunque Solanin no me gustó tanto, su obra se convirtió en el descubrimiento del año. En unos meses Norma va a publicar Buenas noches, Punpun, serie de la que pude leer el primer tomo gracias a la edición francesa. Y además Asano vendrá este año al Salón del Manga. Si queréis saber más sobre él, aquí le dediqué un artículo. (Ah, por cierto, no perdáis de vista Milky Way Ediciones, porque esa editorial es una pasada, tienen muy buen gusto en la selección de títulos, pero lo mejor son sus preciosas y delicadas ediciones). 

3. Deshielo, de Maria-Mercè Marçal (Igitur)
Cotilleando en La Central, me encontré con un ensayo en catalán sobre maternidad y enfermedad en la obra de Maria-Mercè Marçal. Hasta la fecha yo sabía poco de esta autora, aunque personas como mi madre y mi abuela se hubieran cansado de recomendármela durante años. Ese ensayo, sin embargo, hizo que me curiosidad creciera, y entonces me puse a buscar algún libro suyo en castellano, pero sin éxito. Un día, sin embargo, entré con Ibrah a una librería centrada en temática LGTB que hay cerca de la redacción de PlayGround, y en su pequeña sección de poesía me topé con Deshielo, una traducción de uno de sus libros más célebres publicada por Igitur hace unos años. Deshielo me pareció brillante y doloroso, y para quienes estéis enamorados de poesía como la de Sylvia Plath, Joyce Mansour, Olga Novo o Marina Tsvetava, este libro tiene que formar parte de vuestra biblioteca. 

4. Las flores del mal (1, 2, 3, 4, 5, y 6), de Shuzo Oshimi (Norma Cómics)
De este regreso al mundo manga, una de mis mejores lecturas ha sido la serie Las flores del mal, aún incompleta en español, pero para ir descubriendo poco a poco. La clara referencia a Charles Baudelaire fue lo que me hizo comprar el primer número en Continuará (mi nueva librería preferida en Barcelona). La historia desde luego era prometedora: un chaval de instituto se obsesiona con Las flores del mal, y desde entonces su vida empieza a oscilar entre dos chicas de su clase. Una de ellas es una flor, y la otra es el puro mal. Desde entonces, lo que podía parecer una sencilla historia de colegiales con las hormonas locas, acaba convirtiéndose en una verdadera locura llena de crueldad, perversión y mucho humor. Me leí los 6 números del tirón, y evidentemente me quedé un poco pobre, pero por fortuna a Ibrah también le gustó la serie, y entonces hemos decidido compartir gastos en compras de manga. Hacía tiempo que algo no nos apasionaba tanto como ir a la librería y llevarnos un par de mangas para leer durante el fin de semana. Hace unos días me compré Cibercafé a la deriva, otra historia de Shuzo Oshimi publicada por MilkyWay Ediciones, que es otra locura enorme, pero que leeré con calma porque aún me queda mucho manga por tantear. Si tenéis curiosidad, por favor, empezad por Inio Asano y por Shuzo Oshimi. Son unos genios y están llenos de poesía. Os gustarán. 

5. En un principio era el hambre, de Chantal Maillard (Fondo de Cultura Económica)
No sé qué decir de Maillard que no sepáis vosotros o que no os haya dicho en otras ocasiones. En un principio era el hambre es una fantástica selección de su poesía y de sus diarios en donde el lector que no hay tenido la suerte de acceder a toda su obra podrá darse cuenta de los tesoros que Maillard escondía por ahí. Sus diarios, mucho menos conocidos que su poesía, son lo que más me ha gustado siempre de ella, porque son muy brutos y muy inteligentes, y a menudo me parecen más puros y completos que sus poemarios. Con Chantal Maillard me pasa algo curioso, y es que hace algunos años no me gustaba nada o casi nada, creo que, entre otras cosas, porque no la entendía. Cuando conocí sus diarios empecé a comprenderla, y fue precisamente la lectura de esos libros lo que me llevó a terminar apreciando su poesía. Por eso os recomiendo En un principio era el hambre, porque os ayudará a ver a Maillard desde todos sus ángulos, que son muchos, y complejos, y perfectos. Este mes también saldrá a la luz en Galaxia Gutemberg su diario La mujer de pie. Cuando lo tenga en mis manos, se convertirá en el libro número 20 que tendré de ella en mi biblioteca. ¿Y os podéis creer que por unas cosas u otras nunca la he visto recitar en directo? Espero de verdad que mi suerte cambie pronto...

01 septiembre 2015

¿Por qué debería darnos miedo hablar de la maternidad?

Utagawa Kuniyoshi

Ayer publiqué un artículo en PlayGround sobre por qué mis amigas no quieren ser mamás, aunque, en verdad, de lo que trataba aquel texto no era exactamente de la no-maternidad, sino más bien de lo difícil que es respetar y entender las opciones que las demás mujeres toman con respecto a su cuerpo, a su futuro y a su manera de relacionarse con las demás.

Después de que el texto saliera en las redes de la revista no dejaron de llover comentarios positivos, y otros muy negativos en la línea de lo que me esperaba mientras lo escribía. Muchas usuarias y lectoras se quejaron de que había “muchos artículos sobre la no-maternidad” pero ninguno sobre lo difícil que es ser madre joven, o madre a los cuarenta, o madre en ciertos países, o madre soltera, o incluso sobre el hecho de no poder ser madre.

De nuevo, la tesis del artículo quedaba comprobada en esos comentarios. Cuando yo escribo o cuando muchas de nosotras escribimos sobre este tipo de temas, lo hacemos para vencer ciertos tabúes, y no para causar confrontaciones. Sin embargo, es curioso que se trate como se trate, todo lo relacionado con el cuerpo de la mujer siempre da miedo y respeto, porque nunca sabes cuándo podrás estar haciendo daño a alguien.

Cuando meses atrás escribí sobre lo que significa ser madre a los veinte años, madres que lo son a los cuarenta se sintieron insultadas. Cuando un poco antes redacté una columna sobre mi aborto espontáneo y lo horrible de la experiencia, mujeres que habían abortado porque querían o lo necesitaban, se sintieron insultadas porque lo suyo, aunque deliberado, también era doloroso.

De todo esto, lo único que saco en claro es que es dificilísimo hablar de un aspecto de la mujer, sin silenciar otro. Es imposible escribir sobre algo tan íntimo, sin incomodar a las lectoras, aunque ese no sea el propósito de quien redacta. Incluso a mí, que jamás me ha incomodado dar la cara o hablar de mis experiencias, a veces me entra un miedo terrible a decir quién soy, o cómo me siento, no ya sólo al público sino a mis amigos más cercanos.  

Por todas estas cosas me da pena cuando alguien se burla o se queja de la obsesión de muchas escritoras por hablar de temas como el sexo, la maternidad, la crianza, la menstruación o cualquier otro tema femenino. ¿Cómo no iban a hacerlo, si aún quedan tantas polémicas, tantos asuntos delicados por resolver, tanto por aprender de quien tenemos al lado y piensa distinto que nosotras?

Me gustaría deshacerme de ese temor, y quiero hacerlo artículo a artículo, y aprendiendo de otras chicas, de los emails que me envían, de las conversaciones que mujeres que no conozco inician conmigo sólo para buscar reconocimiento y cariño.

¿Por qué parece que estemos tan vacías de esas dos cosas?

¿Por qué yo misma, por ejemplo, siento pudor de hablar con libertad de mi embarazo?

Ya lo sé: es el miedo.

El miedo a que otra vez vuelva a salir mal, o el miedo a decepcionar a mi familia si algo no va bien, o el miedo a que aún sea demasiado pronto, o el miedo a los comentarios de ánimo teñidos de pena, o el miedo a no disfrutar de mi propio cuerpo y de mis propias náuseas, hasta que los médicos no hayan certificado que mi segundo bebé sí nacerá, y que lo hará completamente sano.

Necesito hablar, y necesito compartir, y como muchos y muchas de vosotros me habéis pedido una selección de lo que he escrito a propósito de la maternidad, sus claros y sus sombras, he recuperado 6 artículos que desde 2013 vengo redactando en PlayGround, y que nacen de mi preocupación por este tema.

¿Mi generación no quiere ser mamá? Recomendación de algunas lecturas sobre la maternidad, desde Carolina del Olmo a Sylvia Plath pasando por Gabriela Wiener.

10 retratos de una maternidad salvaje. Pequeña galería fotográfica sobre la que escribo una especie de poema-ficción, en donde apoyo una maternidad natural.


Historia íntima de la literatura a través de la vagina. Sobre no poder ser madre, a través de la novela El cielo oblicuo, de Belén García Abia.

Cómo ser madre a los veinte años. Distintas maternidades por debajo de la treintena, con motivo de la publicación de Siamesa.

Mis amigas no quieren ser madres. Una conversación con tres mujeres que, por motivos bien distintos, no quieren ser madres.


Gracias.
Para más cosas: luna.miguel@playgroundmag.net

30 agosto 2015

Incienso y dulces de Asakusa.



ahora soy yo la que la que dibuja alas con los dedos
lo sé porque mientras tú me haces una foto
con la cámara azul oscuro fuji instax mini 8
mi silueta de 64,3 kilogramos y 169 centímetros
pone los dedos en uve de manera involuntaria
en otras 20 o 30 fotografías de turistas que como tú y yo
han madrugado esta mañana para admirar la pintura roja
que cubre la madera en el templo de Asakusa
sé que estoy aquí porque lo dice este rectángulo
analógico y sé que estoy aquí porque lo dice
una carta que recito a mi yo del futuro
donde le digo “habla de todo esto cuando llegues a casa
habla de tu silueta repetida y anónima
habla y di que comiste dulces de hello kitty
después de impregnar tu rostro con incienso
y pedir un deseo que escribirás únicamente cuando ya
se haya cumplido”


Asakusa, Tokio
27 de julio de 2015

24 agosto 2015

Primera noche y karaoke en Shibuya.

el sexo con amor no existe
Inio Asano

te lames los dedos y me los metes haciendo
pequeños círculos que no duelen
te sabe la boca a alcohol de 30.000 yenes
yo hace tiempo que no bebo
pero entiendo la euforia de esta primera noche
en la ciudad iluminada cantando depeche mode
y pitbull como si alguna vez hubiéramos sabido
de memoria todas estas cosas otra copa por favor
dices por un teléfono dorado y una camarera nipona
nos sirve varios vasos que en verdad nunca pedimos
qué más da si en la pantalla las palabras se suceden
en un idioma u otro tu risa me hace creer en nosotros
mi risa me hace creer en que después de todo
en que después de todo en que después
pagamos en efectivo contando las monedas despacio
el sonido del metal sobre el suelo me recuerda
los días de ebriedad cuando queríamos ser felices
pero sólo estábamos aprendiendo una canción
me gusta esta ciudad su olor a salsa de soja
o neumático quemado su olor a humedad
o colonia de frutas en cuellos blanquísimos
sudados ahora y listos para el amor
en el hotel tu aliento a alcohol de 30.000 yenes
penetra dentro de mí haciendo pequeños círculos
caemos rendidos al colchón pronuncio jet lag
pronuncias algo que no recuerdo aunque imagino
—cuando nada de miedo cuando esto funcione
diremos con emoción que todo empezó aquí


Shibuya, Tokio
26 de julio de 2015

23 agosto 2015

Lluvia de Kyoto.



si te digo la verdad la belleza del templo de oro
no me importa
esta es la ciudad de la calma la capital de la luz
en la que cada calle esconde un lugar sagrado
y cada gota de lluvia podría lavar nuestros sueños
hoy te enfadas por algún motivo simple
si te digo la verdad me gusta mucho enfadarme contigo
porque cuando me enfado contigo no me acuerdo
de las cosas que antes me ponían triste
como que mi padre vuelva a casarse
como que mi vientre se burle vacío
como que no quede dinero para ir más lejos
o como que ahora nos encontremos en un parque
donde todo es lluvia y furia
y los monjes ya no cantan por temor a ahogarse
me regalas un paraguas de 500 yenes
es transparente y se parece a los que llevan tímidas
entre sus brazos las heroínas manga de la adolescencia
el plástico nos protege de camino al ryokan
en la habitación tú cierras los ojos y yo pataleo
aún así nos hacemos fotos divertidas con kimonos
si te digo la verdad la belleza de Kyoto me hace daño
aquí todo es tan silencioso que las bicicletas
son tanques que los gatos callejeros hacen temblar
la tierra que los bebés hambrientos en carritos
despiertan el paisaje con su llanto
en los charcos polillas empapadas agonizan
la lluvia que no lava sueños
también puede ser metralla


Maruyama Koen, Kyoto, 
29 de julio de 2015

16 agosto 2015

Estanque de nenúfares en el parque Ueno.

mariposa del jardín
el bebé asombro del vuelo
él otro asombro
Kobayashi Issa



“diferencias entre polilla y mariposa”
el buscador de google me lleva a una galería
de imágenes que dan miedo
“polilla gigante Japón” tecleo otra vez
para adivinar qué es aquello que he visto
muerto entre la maleza del parque Ueno
y su lago repleto de peces naranjas
“las polillas pueden ser bonitas”
escribo desesperada en la habitación del hotel
con el aire acondicionado al máximo
y las piernas en alto mientras tú duermes
“las polillas se parecen a las mariposas”
hemos hecho el amor en silencio
tu sexo se escondía en mí como la libélula
en el nenúfar del estanque esta mañana
“para qué sirve una polilla gigante”
me pregunto y pregunto al mundo
si tocar el agua de Ueno traerá suerte
si pedalear en una barca brillante traerá cariño
si comer fideos sencillos llenará el vientre
si viajar al otro lado del mundo nos dará una lección
allí de donde vengo las polillas son diminutas
se esconden entre la ropa limpia
y sus alas recuerdan a murales de tela antiguos
“qué significa polilla”
“por qué en Tokio hay tantas polillas muertas”
“por qué he venido al otro lado del mundo”
“para qué regresar al hogar si aquí puedo ser feliz
si aquí puedo hacer el amor
si aquí los insectos son hermosos
si aquí aún no entiendo nada y mis ojos brillan”


Ueno Koen, Tokio
27 de julio de 2015